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Sin Título, Por ahora... Feliz cumpleaños.

  • Sofía
  • 13 dic 2018
  • 17 Min. de lectura

Hola, sé que hace mucho no escribo fantasía y puede que este sea un terrible y desesperado intento por hacerlo, pero para tu cumpleaños quiero escribirte algo distinto.

Quiero escribir una aventura, donde tú y yo tengamos alguna misión y debamos superar pruebas donde, aunque parezca difícil, siempre salgamos victoriosos.

Quiero que seamos héroes a nuestra manera y que en las situaciones que se nos presenten, tú seas la voz de la razón, porque estoy segura que si se nos presentaran este tipo de situaciones así sería en la vida real, yo sería la asustadiza, la que se paraliza, pero por ti probablemente me montaría en una bicicleta y te seguiría a donde fuese... Espera... Eso ya lo hice.

Probablemente mi personaje se enamoraría del tuyo... Tampoco puedo cambiar tanto mi forma de escribir... Dependerá de ti si él le corresponderá... (O de mí, que para eso soy yo la escritora).


Bueno... Sin más preámbulo... Allí va:



Siempre supe es este día vendría, desde que, paralizada por el susto aplasté mentalmente a la araña que me aterrorizaba, con esta carta en la mano, sabía que tenía una gran responsabilidad. En el fondo esperaba que los tiempos de paz duraran lo suficiente para saltarme el reclutamiento, pero con los recientes acontecimientos, mis esperanzas de vivir una vida tranquila se iban desvaneciendo.


Nadie sabía de donde provenían los poderes, a veces era genético, pero otras no, la gente de la aldea decía que era aleatorio y que habían familias con más suerte que otras, lo que no sabían era que las familias suertudas eran aquellas que no tenían que ver a ningún miembro partir a la guerra.


El reclutamiento no discriminaba genero ni edad, pero generalmente, solo reclutaban novatos, es decir, solo tenias que ir a la guerra una vez... Generalmente, porque habían temporadas que no habían novatos, simplemente la magia se negaba a aparecer... Pero hace mucho no pasaba eso.


Se podría pensar que lo más lógico es que los padres ocultaran a sus hijos con poderes, pero el sentido de deber esencial para nosotros.


¿Y contra quien luchábamos en la guerra? Contra el emperador araña, aunque claro, ese no era su nombre, pero era el emperador del caos, y para mi, el caos empezaba con las arañas, por ende, emperador araña, además, dicen que en épocas de guerra, estos arácnidos empiezan a verse por todos lados, yo no soy la única con aracnofobia, ni tampoco la única que le ha puesto ese mote al villano.


La carta era sencilla:


"Se requieren tus dones en la guerra, mañana a primera hora un camión pasará a recogerlo/la, no requiere ningún equipaje, lleve lo menos posible de objetos personales, estos serán su responsabilidad,

Cordialmente,

El Gobernador local"


El gobernador local, estaba debajo del gobernador municipal y así sucesivamente hasta llegar al rey... Los nombres de estos personajes no son primordiales, por lo que nadie se molestaba en aprendérselos, simplemente, luchar era lo correcto y no se hacía en nombre de nadie.


Mi padre no tiene poderes y mi madre había sido reclutada 28 años antes, él dice que la guerra la cambio, pero que probablemente, antes de eso, no habría podido conquistarla.


Ella fue la que me entregó la carta, con media sonrisa en la boca, únicamente me abrazó... A papá le salieron varias lagrimas, ambos sabían que muy pocos volvían.


Si se hacía silencio, se oían lamentos en las demás viviendas, sobretodo en las familias que llamaban "Primeras generaciones" es decir, primeros "magos" en la familia, pero también las habían de los que entrenaban diariamente los dones, que se habían recluido de la sociedad para sacar provecho de estos, no todos eran buenos, pero cuando llegaba la carta, todos luchaban por el bien común.


Armé una pequeña maleta, con medias calientes, gorro y guantes para las noches frías, el cuaderno donde escribía y tenía fotografías de mi familia pegadas y nada más, tampoco se me ocurría que podría llevar con riesgo que que se perdiera para siempre.


Mi madre no me había explicado mucho sobre el entrenamiento, tal vez porque era muy doloroso, por lo que todo era un misterio para mí.


Mientras terminaba de organizar mi cuarto para dejarlo por una larga temporada, veía a mi padre de reojo pasar por la puerta, con ojos llorosos, mi hermana en el suelo de mi cuarto, tratando de pasar los últimas horas conmigo y mi madre trataba de calmarlos, pero ella era la que más sufría internamente.


Me prepararon mi comida favorita, y supongo que en las demás cabañas hacían lo mismo, como una bizarra última cena masiva.


Traté de dormir un poco, pero estaba aterrada, ansiosa y aterrada, no tenía ni idea a lo que nos enfrentaríamos, ni como sería mi vida a partir de este momento, en unas horas nada volvería a ser igual.



A las 4 am, me encontraba bañada y lista para salir, suponía que primera hora era cuando saliera el sol, pero no quería que me encontrara el camión en pijama.


En las demás cabañas de la aldea había movimiento, creo que además vecinos querían ver que chicos habían sido reclutados, a ver que caras, podían ver por una última vez.


Tocaron fuertemente a la puerta, me despedí de todos, a decir verdad un poco seco y abrí la puerta, había una señora uniformada de azul y un guardia dos pasos atrás, después de varios buenos días, caminé hasta el camión escoltada por ambos personajes.


El camión estaba prácticamente vacío, estábamos dos chicos y yo, todos con la misma cara de no haber dormido desde que llegó la carta.


La mañana siguió así, los dos guardias bajaban del camión y volvían con alguien más, personas entre los 15 y 28 años, algunas caras conocidas, otras familiares, eramos una aldea no muy grande, así que la verdad todos teníamos conocimiento de las otras personas con poderes... Casi...


Ya de los últimos, subió un chico que había visto antes, pero hace mucho no lo veía y lo más sorprendente, era que estuviese en este camión, jamás había demostrado ningún poder... Supongo que al gobierno no se le pasa ninguna.


Todos en silencio un poco tétrico, algunos sorprendentemente habían logrado conciliar el sueño y otros estábamos demasiado a la expectativa para ser los primeros en hablar, pero cuando se subió el último, pidieron asegurar los cinturones de seguridad y cerraron completamente las puertas.


Todos sentimos el brusco cambio de velocidad y nos alejamos tal vez para siempre de nuestra aldea.


Varias horas después, abrieron las puertas y supongo que fui de las que sucumbieron al sueño, porque cuando abrí los ojos algunos estaban agitando a sus vecinos dormidos, y el camión empezó a disminuir la velocidad.


Cuando los mismos guardias que nos reclutaron abrieron las puertas, todos habíamos abandonado la cara de sueño y bajamos al oír nuestros nombres de la lista que ellos tenían.


- Esto funciona de esta manera, después de un detallado estudio, se conformaron parejas, de tal manera que sus poderes se complementen de la mejor manera para las batallas. Estarán tiempo completo con esa pareja, se trató que fueran de la misma aldea para que se conocieran de antemano, aunque sabemos que también es probable que no se lleven bien, por lo que si no se conocen, se conocerán, es la parte más importante del entrenamiento, de tal manera que lleguen a saber que esta pensando el otro antes, inclusive de que el otro lo piense, en este campamento se deja al lado la estúpida creencia de separación de géneros, todos entrenan lo mismo, los baños y los campamentos son mixtos, por lo tanto, los grupos también pueden llegar a serlo, así que cuando oigan sus nombres, recojan el número de su campamento y procedan a recoger su juego de uniformes. - Dice la guardia (Que a mi parecer es la que está al mando).


- Tendrán siete uniformes y dos pijamas, como es obvio, un uniforme para cada día de la semana, estarán marcados con sus nombres y deberán estar en la cesta de la ropa sucia el mismo día de uso a más tardar a las 20.00, en caso tal de no estarlo, deberán usarlo a la semana siguiente sucio... Cosa que no recomiendo, de la misma manera la pijama se recogerán los jueves y los lunes, a más tardar a las 5.00, mismas recomendaciones que las del uniforme, en caso tal de perdida parcial o total de alguno de los implementos de vestimenta, se descontarán de sus raciones de comida, pero en caso de desgaste por los entrenamientos, serán repuestos sin cargo alguno. En este lugar no habrán alarmas que les avisen que es hora de levantarse, o que es hora de entrenar, pero se espera que a las 5.30 ya estén listos para empezar su rutina, es decir, que ya estén desayunados y uniformados, no necesariamente en ese orden. Dicho eso, el desayuno se empezará a servir a las 3.30, el almuerzo dependerá de las actividades que estén planeadas y la cena estará disponible desde las 19.00, ya se encuentran algunos reclutas de otras aldeas ya instalados y esperamos que lleguen los demás en los siguientes 5 días, entrenar es su responsabilidad, si llegan mal preparados, será su culpa.- Dice el otro guardia con una voz, que estoy segura que es con la que reprende a los cadetes.


Y con eso dicho, empezaron a llamar parejas de nombres...



-Ana y Juan, campamento 7.


Esa soy yo... Miro a Juan de reojo, sé que es el chico cuyo poder realmente no se cual es, él me mira de una forma indescifrable y un poco intimidante, tomo la ficha con un gran numero 7 pintado y camino varios pasos atrás del que será ahora mi inseparable compañero.


-Hola, no sé si te acuerdas de mi, antes eramos vecinos, estudiábamos en la misma escuela, aunque no íbamos a la misma clase. - Le digo, tratando de romper el hielo, que en este momento parecía una enorme pared de hierro congelado.


-Lo sé. - Responde sin demostrar nada.


-Se supone que nuestros poderes se complementan, ¿Cuál es el tuyo? - Le pregunto, un poco atemorizada, no solo de él, si no de que de esta amistad dependa mi supervivencia en el campo de batalla.


-Lo sé todo, simplemente lo sé, y antes de que formules otro patético intento de comunicación, mi poder consiste en saberlo todo y punto, no tiene más explicación, y es lógico que nos hayan puesto en el mismo equipo de trabajo, tu capacidad de mover cosas con la mente hará sencillo que podamos crear armas sin tener que movernos demasiado y también emplearlas sin estar en demasiado peligro, simplemente a partir de ahora seré como tu cerebro y tu harás lo que te diga, porque tendré siempre la razón.


Pensé en una forma inteligente de contraatacar lo que recién había escuchado, pero simplemente, no se me ocurrió como, aquel comportamiento cínico, me desconcertaba, pero estaba en lo cierto, eramos un equipo que no correría muchos riesgos y eso desataba un poco el nudo que tenía en el estomago.


Caminamos en silencio lo que quedaba de recorrido, siguiendo a las parejas que habían llamado anteriormente hacia el sitio en el cual nos darían los uniformes.


En la entrada habían varios sujetos, con cintas métricas en las manos, los cuales iban gritando las tallas de uniformes que se requerían, adentro, había, una maquina, en la cual, debías teclear la talla que te habían dicho y tu nombre, y varios metros más adelante, salían tus uniformes, como una fotocopia recién impresa.


Ya con los uniformes, seguí a Juan de la misma manera que antes, atemorizada de abrir la boca y varios pasos atrás, debatiendo conmigo misma la mejor manera de entablar algún compañerismo entre los dos, pero cada idea era peor que la anterior, así que solo lo observaba a la distancia.


El campamento no lo era mucho, eran unos edificios bajos llenos de muchas pequeñas habitaciones y estaban ubicados por números, la primera torre tenía del 1 al 30, la segunda del 30 al 90... y así, no eran del mismo tamaño así que no era fácil equivocarse.


¿Seríamos los únicos en el campamento 7? Sería demasiado incomodo... Pero, bueno, también tendría sentido.


Cada piso tenia un contenedor gigante que tenia escrito "ROPA SUCIA" y los horarios anteriormente explicados y al llegar a la habitación que tenía escrito "campamento 7" en la puerta, respiré profundo y seguí a Juan a lo que sería mi nueva residencia.


Era una pequeña habitación, compuesta por dos camas elevadas, en las cuales la base era el armario para colgar los uniformes, tenía un pequeño cuarto de baño y nada más...


Empecé a desdoblar los uniformes manualmente, cuando sentí su mirada clavada en la espalda.


- ¿Qué?, ¿Tienes un problema? - Le dije, tratando inútilmente parecer un poco más amenazadora.


- Si yo tuviese tu poder, lo utilizaría todo el tiempo, este tipo de actividades banales las haría mentalmente, es más, es útil como entrenamiento. - Y simplemente, empezó a observarme, como con la mirada, exigiéndome que hiciera lo que estaba diciendo.


- La verdad es que no lo he utilizado mucho.


- Pues eso solamente refuerza mi argumento, va a ser un excelente entrenamiento. - Dice mientras suelta sus uniformes en el suelo y se sienta en la cama.


Obviamente, en casa utilizaba los poderes para las cosas que me daban mucha pereza, como apagar la luz cuando ya estoy en cama, cerrar la puerta y matar arañas (Aunque esta no por pereza).


Tomé mentalmente un gancho del armario de Juan y colgué el primer uniforme, cuando iba a seguir dijo:


- Que hayas decidido empezar por los míos dice muchas cosas de ti, que me parece que aún no es importante revelarlo, pero quiero ver si eres capaz de hacer varios al tiempo. - Dice, con una voz no tan amenazadora.


Tomé tres ganchos y colgué los siguientes tres días y los últimos tres los colgué mientras guardaba las pijamas en algún cajón.


- Necesito una pijama para esta noche. - Dice.


Respiro profundamente, abro el cajón y le lanzo una en toda la cara.


Para las mías trato de colgarlas todas la tiempo, pero estoy más concentrada en demostrarle algo que en hacer la actividad, se me caen los dos últimos uniformes al piso, los cuales recojo y cuelgo. Guardo una pijama en el cajón y la otra la dejo doblada encima de la almohada.


Volteo a mirarlo, tiene una expresión relajada en la cara, pero no estoy segura si debería reírme o no, pero antes de nada, él explota en una risa demasiado contagiosa y simplemente reímos hasta que nos duelen las costillas.


- Lo siento, si sabía que eramos vecinos y que estudiábamos en el mismo colegio, pero la verdad es que no me acuerdo nada de ti, lo sabía porque lo sé todo, ¿Estamos bien? - Dice él.


- Claro, gracias. - Digo.


- ¿Gracias de qué?


- ¿No que lo sabes todo? - Sonrío y salgo de la habitación.


No tengo muy claro que es lo que hay que hacer en este momento pero quiero ver realmente en donde estamos, que es lo que hacen los que llegaron antes que nosotros, cómo sabemos que actividades son las que hay que hacer y a qué peligros nos vamos a enfrentar.


Como si leyera mi mente, sale del campamento y me entrega una hoja, en la cual están las actividades que tenemos programadas para la semana.


El día de hoy teníamos tiempo de reconocimiento hasta la hora del almuerzo y reconocimiento de actividades hasta la cena...


Lo miro y en ese momento sé que lo seguiría a donde fuera, que buscaría la manera para sobrevivir a su lado, que haríamos un buen equipo... No sé como, solo lo sabía.


- Quiero que sepas que duermo poco, así que puedo ser el primero en despertar, podemos dar una vuelta por el campamento, ver que clase de actividades realizaremos aunque yo sé cuales son, pero no las he visto - Dice y sonrío... Tiene una extraña forma de transmitir lo que quiere decir.


- Acepto los últimos minutos de sueño. - Digo, y cambio por completo mi tono al pronunciar:-Así que lo sabes todo... ¿A qué nos enfrentamos realmente?


- Te lo podría decir, pero no es óptimo. ¿Tu madre nunca te dio alguna pista? - Y no me sorprende nada que sepa que mi madre fue a la guerra, aunque no tuviese el poder que tiene, es algo de cultura general en la aldea, mi madre fue de las 5 sobrevivientes de ese reclutamiento.


-La verdad es que no habla mucho sobre eso... Papá me contó que perdió a alguien cercano, que ahora entiendo que si no han cambiado la forma en la que funciona esto, debió haber sido su compañero. - Digo, atando lazos en mi cabeza.


-Lo fue, pero tampoco debería contarte sobre esto si ella no lo hizo.


- Entonces... Dime algo que me puedas contar.


-Muchas veces no sé las cosas que sé, simplemente las sé en el momento en que necesito saberlas - Dice, y presiento que nunca se lo ha dicho a nadie más. - Deberás aprender a realizar las preguntas correctas.


-Como por ejemplo... Con los objetos que tenemos al alcance, ¿En que orden debemos colocarlos para hacer una granada casera?


- Primero, el alcohol, y pues si mentalmente puedes traer unos... - Lo miro y se da cuenta que realmente en este momento no requiero la respuesta - Bueno, si en esencia ese es el tipo de pregunta que necesitaría, y tu seguirás los pasos y ¡Boom! somos una fabrica de armas andante.


- O sea que seré tus músculos en la batalla, pero debo decirte que soy bastante lista, no deberías desaprovechar eso.


- Lo sé. - Dice sonriendo.


Ahora caminamos al mismo nivel, miramos de reojo, las salas de entrenamiento, los salones de clases y los campos de simulacro, que en el momento se ven algo vacíos, y me doy cuenta que van a ser unos días increíblemente duros, pero no habían dudas... Íbamos a luchar por el bien común ¿No?


- ¿Por qué estamos en guerra con el Emperador araña? - Me mira y empieza a reírse - ¿Qué?


- Jajajaja, no me digas, jajaja que eres una de esas, jajaja.


- ¿Qué? Odio a las arañas, aunque tal vez un poco menos que antes, gracias a ellas descubrí que tenía poderes... Nos alejamos mucho del campamento... Deberíamos volver. - Y antes de poder dar un paso más, me toma del brazo, con una fuerza mayor a la que debería sujetarme.


-¿Para qué? Sé que nada de lo que nos enseñen nos servirá en batalla, casi nunca sirve, yo ya lo sé todo, si quieres sobrevivir solo deberás hacer lo que yo te diga - Dice seriamente.


-Debemos volver. - Digo, con voz firme, aunque estoy temblando del miedo. - Si quieres quedarte, hazlo... Yo no sé todo y estoy atemorizada, puedes ayudarme o puedes seguir igual de pedante con todas tus respuestas, en lo que decidas te apoyaré, aunque tenga que enfrentarme en la batalla sola, preferiría no tener que hacerlo, porque sé que seríamos un gran equipo, tal vez el mejor. - Volteo y camino en dirección a las habitaciones y después de un rato siento que me está siguiendo, seco mis lagrimas en silencio y seguimos así hasta la noche.


Después de haber conocido a los instructores me dí cuenta que tal vez Juan tenía razón, nada de lo que nos fuesen a enseñar podría ser de utilidad para él, aunque los entrenamientos si podían ser de ayuda, aunque fuese para mejorar nuestra comunicación.


Llegamos a la habitación, aun sin pronunciar palabra, y cuando se cambio a la pijama, dejó su ropa en la entrada, esperando que tal acto funcionara como disculpa, aunque para que luchar con eso, él lo sabe todo. Me pongo la pijama y mentalmente hago una bola con ambos montones y lo lanzo al contenedor al final del pasillo.


Acostada mirando al techo digo:


-Estoy dispuesta a saltarme algunas clases teóricas, para practicar específicamente lo que quieras, si tu estás dispuesto a responder algunas de mis preguntas.


-Me parece justo - Responde. - Apaga la luz.


- Por favor. - Digo con una sonrisa en la cara, sabiendo que él tiene el interruptor a la mano.



Así sin darme cuenta, pasó la primera semana, asistiendo únicamente a las clases que Juan consideraba útiles, metiéndonos en los laboratorios y suministros, haciendo volar químicos peligrosos por los aires, confiando cada día más en aquel pedante y mandón chico.



Una mañana (Aunque no estoy muy segura que aún fuese mañana) sonó una alarma estridente, que por poco hace que me caiga de la cama.


-¿Qué pasa? - Le pregunté al que era la voz de la sabiduría.


-Ponte el uniforme, a esto es mejor no enfrentarlo en pijama. - Dice tratando de ponerle comedia al asunto.


-No estoy preparada para la guerra. - Digo increíblemente asustada.


- Si te soy sincero, no creo que nadie antes lo haya estado, tranquila, podremos con esta.


Cuando salimos, había una especie de caos organizado, en el cual muchos de los demás chicos estaban en uniforme y los que no lo estaban, entraban de nuevo rápidamente a cambiarse, pero para la situación que se presentaba, todo estaba mucho más tranquilo de lo que me habría esperado.


La guardia que nos reclutó se paró al frente del grupo, algunos de nosotros temblaban, otros tranquilizaban a sus compañeros, habían algunos que incluso se tomaban de las manos, y me pregunté que si habíamos llegado ya a tal nivel de compañerismo.


-Es absurdo y que sepan que estoy en completo desacuerdo de mandarlos a su primera misión tan poco preparados, pero son ordenes directas del Rey, por lo que mis manos están atadas, los residentes de la primera torre, ocuparán las posiciones traseras, es decir, las de ataque indirecto, en el hangar encontrarán mochilas con sus respectivos números, en las cuales encontraran materiales y utensilios que se les harán conocidos, los de la torre dos, estarán en el medio y encontrarán lo que necesiten en el hangar y tendrán a sus disposición aquello que fabriquen sus compañeros en batalla y los de la tercera torre, ya saben como es la cosa. Les deseo mucha suerte y espero verlos a todos de nuevo.- Dice y se le ve realmente molesta.


Vamos a un paso realmente inquietantemente lento hacia el hangar, en el cual se encontraban perfectamente ordenadas unas maletas con números repetidos del 1 al 30... Como las habitaciones de la primera torre, la verdad es que nunca me había puesto a pensar que las habitaciones estaban ordenadas por como íbamos a estar ubicados en batalla.


Tomé una de las maletas 7 y Juan tomó la segunda, aunque minutos después me arrebató la mía.


-Debes tener todas tus fuerzas en batalla, lo que se viene no tiene nada que ver con la pasada semana, aunque eres muy rápida aprendiendo, en batalla, no va a haber nadie a quién demostrarle nada, necesito que seas fuerte.


Nos montamos en el que juraría, era el camión que nos había recogido de la aldea, nos sentamos en puestos contiguos y Juan abrió las maletas y empezó ha hacer una lista metal de todo lo que podíamos hacer con lo que nos habían dado.


-En el sitio al que vamos se puede encontrar un suelo arcilloso, así que podría funcionar como base, aunque tampoco estaría mal si encontramos algún terreno granular. - Decía para si mismo, aunque no era nada raro, todos en las sillas de los alrededores estaban en una situación similar, uno tomando las riendas del asunto y el otro, tratando de asimilar la mayor cantidad de información posible, paralizadas. - Ana, te necesito concentrada, sé que estás lista, confía en ti, yo lo hago. Somos el mejor equipo, no hay duda. - Dice con media sonrisa.


No tengo forma de contestar a eso, así que me relajo, no hay mucho que pueda hacer, he mejorado mucho, en los pocos días de entrenamiento.


-Tú sabías que esto iba a pasar pronto ¿Cierto?, por eso pensabas que era una perdida de tiempo las clases teóricas.


- Si, la verdad lo sabía, pero no servía de nada que te enteraras antes de tiempo, es más habría sido contraproducente.- Dice tranquilo.


- ¿Ves el futuro? - Le digo sorprendida.


- Es una forma de verlo, simplemente lo sé todo, en todos los tiempos.


Llegamos al amanecer a una especie de llano seco, no parecía haber ningún árbol en kilómetros y se veía como habían algunas antiguas trincheras.


Nos instalamos en una y nos sentamos a hacer todo tipo de granadas y bombas en producción masiva, sé que también podría estar en cualquiera de los otros dos niveles, con mi poder, incluso podría estar en lucha cuerpo a cuerpo y siento que la verdad tuve suerte de que la persona con la que tenía mayor compatibilidad fuese el sabelotodo, aunque tal vez este no es todo mi potencial.


-No pienses en eso. - Dice. - Y no, no leo mentes, pero aquí, ¿Quién podría enviar todo lo que estamos haciendo a los de la segunda torre?, porque en este nivel no hay nadie con tus capacidades.


Siento que ha pasado mucho tiempo, y me duele la cabeza de tanto mover sustancias peligrosas y objetos de una trinchera a la otra, desde donde estamos oímos algunas explosiones, pero no tantas como habría imaginado.


- Ana, tenemos que hacer algo, algo que no está en las instrucciones originales, pero sé que esta trinchera va a explotar pronto, tenemos que movernos de aquí lo más rápido posible, y si podemos alertar a los demás, bien, pero no todos sobrevivirán. - Dice, en voz muy baja. Pero eso no evita que abra los ojos como dos platos. - Ana, reacciona, nos vamos ya.


Les digo a los compañeros de al lado lo que me acaba de decir Juan y que si pueden pasen la voz, pero lo más importante es salir de allí.


- Sígueme, carga mentalmente la mayor cantidad de municiones que puedas, y si puedes, ve descargándolas en las trincheras de delante cuando veas la oportunidad, y respira, vamos a salir de esta. - Trotamos y llevábamos detrás a muchos de nuestros compañeros, que un poco desorientados decidieron que debían confiar en Juan.


Cuando ya estábamos a salvo en una cueva alejada de las trincheras, una bomba aérea cayó justo en donde estábamos un momento atrás, conté cabezas por encima, éramos la mayoría, pero no estábamos todos.


- Ya es seguro volver hasta el final de esta batalla,. - Dice en voz alta para que todos lo oigan. Algunos se empiezan a mover de vuelta a su puesto, otros se quedan a oír si tiene algo más que decir. - Aunque hay algo que ocurrirá y no tengo la menor idea de como evitarlo, tal vez porque no es posible. - Dice, esta vez en voz para que solo yo lo pueda oír.


- ¿ Y me lo puedes decir? - Le pregunto.


-Si, pero no quiero que te asustes, perdón es una pésima forma de empezar. Al acabar la batalla alguno de los dos saldrá muy herido.


-¿Qué? ¿Cómo?


-Si soy yo, no trates de evitarlo, deja que ocurra, viviré, pero si eres tú, créeme que trataré de que no sea muy grave.


- Dime, ¿Qué pasará?


-Nos encontraremos en el lugar equivocado en el momento equivocado, pero estoy muy estresado para encontrar la forma de evitarlo, por lo que no sirve de nada que estés asustada aún.


-Eso no sirve de un culo, mejor no haber dicho nada, y si piensas que no voy a hacer nada para que tus heridas no sean las mínimas es que no has aprendido nada de mí, ¿Cuanto falta para que acabe esto?


- No durará hasta mañana, por lo que si volvemos ahora, podremos evaluar los daños, y hacer unas cuantas bombas más con lo que logramos rescatar, pero no mucho más, y el otro bando esta igual. - Dice con voz tranquila pero veo terror en sus ojos.


Los demás salen primero y le tomo del brazo.


- Dime que salimos vivos de esta. - Le digo, con una lágrima en los ojos.


-Vivos si, puede que no completos.




 
 
 

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