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¿Podrías hacerme una grulla de papel?

  • annaenplanetatierra
  • 19 ene 2015
  • 3 Min. de lectura

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¿Te puedo pedir un favor? ¿Podrías hacerme una grulla de papel?

Es una pregunta al azar, seleccionada con mucha precaución y planeada desde hace mucho tiempo a un chico al azar… Bueno, tal vez no tan al azar…

Llevaba tiempo pensando en él, en cómo iba a acercarme a ese chico que había visto por casualidad y desde el momento que me dirigió la palabra sabía que tenía que tratar algo con él.

Yo, que siempre había sido una chica determinada aunque después de hacer lo que me proponía, una creciente inseguridad me sofocaba, por lo que muchos de mis elaborados planes, quedaban sin su magnífico final.

Era complicado seguirle la pista, de él solo conocía su nombre y la universidad en la que estudiaba, sin apellido, ni edad concreta, aunque sabía que pronto se graduaría.

Supe desde que habló, que amaría esa duda que trasmitía su voz, esa forma de calcularlo todo y esa poca fluidez en soltar esas ideas sorprendentes que rondaban su cabeza.

Claro, todo aquello estaba en mi cabeza, me lo había imaginado como un hombre listo, lleno de ilusiones y sueños por cumplir, aunque no estoy segura de que todo haya sido creado por mi muy fantasiosa imaginación, sé que algo tiene de cierto si escogió como carrera: Realizador de sueños.

No sé, tal vez fue un amor a primera vista, pero no necesariamente por su físico, nunca he sido de las que se enamoran por como lucen, si no que fue algo en la forma de expresarse que me incitaba a desearle y me moría de ganas de descubrir que era lo que me atraía como un imán.

No era una stalker, incluso había reprimido mi impulso de buscarlo en cualquier red social, pero llevaba varias noches soñando con él.

Una romántica sin razón que creía en el caldero de oro al final del arcoíris, había planeado acercarse a él con un pedazo de papel cuadrado y doblado de tal forma que lograría atraer su atención.

Sentada en una esquina de la cafetería donde una vez lo había visto, llevaba mi cuaderno de hojas de origami en la mano y disimuladamente lo observaba desde lejos, mientras trataba de que cada tramo doblado quedara perfecto.

Sonrío en el momento en que siento el esperado escalofrío que se siente cuando sabes que te están mirando y sé con certeza que es él quien lo está haciendo.

Él me reconoce, si mal no recuerdo fue él quien inició la conversación la primera vez que escuché su voz. ¿Cómo no te recordaría si mi madre es profesora de su carrera? No es que yo sea el vivo reflejo de ella, pero tengo un rasgo peculiar imposible de pasar desapercibido que me relaciona directamente con ella.

Me concentro en mi papel y grito en mi cabeza cuando por el rabillo del ojo lo veo acercarse a mí. Han pasado cuatro meses desde la última vez que lo vi. Y claro que yo había cambiado, pero él seguía igual, al menos para mí.

Doblar los triángulos rectángulos, doblar las mitades, formar un nuevo cuadrado, crear la cabeza, crear la cola, las alas, subir la cabeza, subir la cola, abrir las alas… terminar la grulla.

Siento que su sombra oscurece el papel que doblo…

Hola, hace mucho no subía nada nuevo, pero es que he estado muy ocupada...

La historia de las mil grullas de papel es demasido bonita y me gustaría poder explicarlo mejor en otra ocacion...

La verdad es que el año pasado estuve muy enferma y mis familiares y amigos colaboraron entre todos para hacerme dos mil grullas por mi salud...

Así que les tengo mucho cariño...

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