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Anna

  • annaenplanetatierra
  • 29 dic 2014
  • 3 Min. de lectura

Escucho tu voz mas no te siento, respiro el aire en busca de tu fragancia, pero no estás allí.

Doy vueltas en el mismo lugar, sin llegar a marearme.

“Detente” Gritas en el momento que el cuchillo roza mi muñeca.

Sigo buscándote en mis alrededores.

“Maldita sea… ¿Dónde estás?” Digo cuando la única gota de sangre cae.

No te oigo… No te siento… No respiro…

“Despierta” Dices cuando empiezo a cerrar los ojos.

“¿Para qué?” Digo casi con fuerza.

“El sol se oculta y debo salir”

Nunca estás… Solo ha sido una fantasía.

“No” Digo “Debo verte”

“Lo harás”

“¿Cuándo?”

“Pronto” Dices con voz queda.

“¿CUÁNDO?”

“No”

“¿Acaso no me quieres ver?” Le pregunto, aunque sé que es una pregunta extraña, él es el único de los dos que realmente ve.

“Te veo”

“Quiero verte ahora” Le suplico desesperanzada.

“No” “Debes dejar de hablarme”

“No quiero, necesito de tu voz”

“Yo siempre hablaré contigo”

“¿Cómo eres?” Digo después de un largo rato de silencio

“Tengo una nariz, dos orejas, dos ojos y una boca”

“Tus ojos ¿De qué color son?”

“Verde castaño”

“Demonios”

“¿Por qué?”

“Si pudiese ver, aunque sea un color, desearía que fuera ese”

“No es nada del otro mundo”

“Tienes razón, son mi mundo”

Dejo de oírte…

Siento un nuevo amanecer, un rayo de sol entra por la ventana, lo sé ya que siento el calor sobre mi piel.

Estas a mi lado.

La sabana sobre mi piel cae lentamente hacia un lado de la cama. Una brisa entra por debajo de mi camisa.

Tiemblo ligeramente.

Te levantas, ya que al estirar la mano no te siento.

No estás… Dejo atrás el cuarto… He aprendido de memoria los pasos que he de dar para encontrar la pequeña grabadora que me da noticias tuyas.

“Me he ido, tu sabes a donde, volveré… Aléjate de los objetos cortopunzantes y de la ventana… Te amo”

¿CÓMO PUEDES AMAR A ALGUIEN QUE NO TE VE? Gritó, pero nadie me escucha.

Camino hacía el balcón…

Sé que has puesto barandas los suficientemente altas para no saltar de allí.

También sé que no has dejado cuchillos, sabes que no me gusta el agua…Sabes que puedes dejarme sola.

Prendo el televisor, para oír alguna voz. Reconozco que lo que oigo es una novela por las voces fingidas de los actores.

Lo apago…

¿Cómo puedo amar a alguien que no veo?

Nunca he visto a alguien.

Él es diferente.

Sabe que me quitaré la vida tarde o temprano y aún así intenta que no ocurra.

Moriré.

No soportaré que él sufra, por eso, esto debe terminar…

Sigo sentada frente al televisor apagado y lloro…

Me aceptaron en muchas escuelas… En muchos institutos… Pero siempre lograba salir de allí… Mis padres estaban cansados de buscar algo que me gustase.

Solo quería ser normal…

Hace mucho no escuchaba de ellos, habían dejado de llamar.

Yo había dejado de contestar…

“Eres mi único amor” Habías dicho días atrás.

“No lo seré para siempre.” “Conseguirás a alguien más.”

“No.” “Te amaré para siempre.” “Si mueres, también lo haré yo.”

Si… Eso era lo que había retrasado la hora de mi muerte, no podía permitir que él muriera también.

Pero la decisión estaba tomada...

La verdad es que no sé muy bien como explicar esta historia, fue una época oscura de mi vida que no voy a negar, pero quería escribir sobre una amor autodestructivo y se me hizo muy interesante hacerlo desde la perspectiva de una ciega...

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