12 años.

¡Hola!

¿Cómo estás?

Llevas en mi cabeza hace poco más de un mes... ¿Puedes culparme? Si a duras penas había logrado esconderte dentro del archivador cerebral y decidiste aparecer en mi vida de nuevo y luego fue imposible volverte a meter en la carpeta de "no recordar".

Pensé... pensé muchísimo, en si quiero saber de ti, si quieres saber de mi, en que significa todo y que siento al respecto.

Lo cierto es que, aunque me afectó más de lo que estaba dispuesta a admitir, también tomé la decisión de que dejo en tus manos el siguiente paso... ¿Quieres ser un espectador? hazlo ¿Quieres saber de mi? pregunta, dejo eso en tus manos, pese a que mi yo del pasado habría tomado el control.

Te extraño, porque antes de todo eras mi amigo, podíamos hablar de cosas y sospecho que ahora podríamos debatir si algunas estructuras son solo un despropósito o si tienen su objetivo, podríamos hablar de películas de Marvel o simplemente de lo que ha sido nuestra vida los últimos 12 años.

¿12 años? posiblemente seamos dos personas distintas... yo no tanto, trato de ser un poco más madura, pero... no estoy segura de siempre lograrlo.

Esperaba que la emoción de estar cumpliendo por fin mi sueño me haría no pensar en ti pero acorté la distancia entre nosotros, y mi subconsciente es bastante imaginativo.

Aún te recuerdo, recuerdo el hoyuelo de tu barbilla, que eras bueno en dibujo técnico (pero no tanto como yo, lo sé porque se lo pregunté a Daniel) y que tenías algo que contarme cuando volvieras de Canadá.

Espero que esta sea por fin la última carta, al menos la que escribo por acá, porque primero, ya es tiempo y segundo me merezco el cierre.

Sofía.