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Realidad o sueño.

  • annaenplanetatierra
  • 24 nov 2014
  • 19 Min. de lectura

Actualizado: 4 abr 2023

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-Anna Summers, por favor, no te vayas, te amo, lamento no habértelo dicho antes, por favor no te vayas.- Dijo con lágrimas en los ojos, esas que siempre quise que derramara por mí pero en el momento de que se cumplió quería que parara para dejarme de sentir culpable como lo hacía en este momento

- Lo siento. – Es lo único que logro pronunciar… ¡Cómo desearía poder besar aquellas gotas que bajan por sus mejillas y consolarlo! Pero no es el momento… No ahora.

- Anna, te lo pido. – Suplica.

- Nate, jamás negaré que te amé, aún lo hago.

- Entonces… ¿Por qué me dejas?

- Te amo.

- NO ME DEJES, te necesito, mucho.

- No me lo hagas más difícil, te dejo en claro que no es lo que yo quiero. - Dije, llorando también.

- Anna, por favor.

Así se levantó exaltada de lo que era un sueño aterrador, un sueño, uno demasiado real como para poder olvidarlo, aún estaba agitada y tenía en la frente sudor…

Anna, respira, no olvides respirar, Anna solo respira una vez más.

- Anna vístete, saldremos a comprar los uniformes del colegio. - La llamó su madre desde la sala.

- Madre, no quiero que nadie me vea así antes de entrar al colegio, sabes detesto tener que usar gafas, siento que cuando me veo en un espejo no soy yo la que está reflejada… Pierdo parte de mi personalidad… -Dijo Anna.

- Solo es un pequeño cambio, además aún no es seguro que las tengas que usar todo el tiempo, digamos que es un tiempo de prueba y en cualquier caso existen los lentes de contacto, por si jamás logras acostúmbrate al cambio.

- Mamá, por favor, no quiero que nadie me vea. – La idea le parecía aterradora, entrar al colegio a probarse ropa con la que no se sentía cómoda y encontrarse a alguien que la conociese, pero al final sabía que de nada servía luchar, saldría de casa hoy… Quisiese o no.

- Te ves hermosa. – Le dice su madre cuando por fin sale de su cuarto resignada a hacer lo que le pida.

- ¿Qué madre no le dice eso a su hija? - Dijo Robert… Aquel hermano que tanto quería pese a sus inadecuados comentarios en momentos inoportunos.

- Dile entonces que se ve fea. – Dice entonces otra voz… Aquella que sería capaz de reconocer donde fuese, ya que la había oído tantas veces… Reales o dentro de sus sueños.

- ¿Qué quieres Nate? – Le preguntó Anna al chico que entraba en ese momento a la casa detrás de su hermano.

- Hola Anna. – Responde este con esa sonrisa que le suele iluminar la cara.

- Reed, arriba están las herramientas que nos hicieron falta la vez pasada… Creo que este año podemos ser los campeones, claro, con dedicación y mucha menos distracción con mi hermana. - Dijo Robert.

- Ahh y… ¿De qué van a ser los campeones? Del que logre inventar el robot que no explote pero que no haga nada en particular. - Dijo Anna, mirando a Nate de reojo.

- ¡Qué mala eres! Sabes que la última vez que explotó fue por unos cálculos erróneos que hizo Nathan, pero si ganamos esta vez, podríamos viajar para conseguir piezas mucho mejores que las que jamás conseguiríamos aquí… - Dijo Rob.

- ¿Para armar otros robots? - Dijo Anna, realmente, no le atraía mucho la robótica y pensaba que esos dos estaban perdiendo el tiempo.

- Si… Incluso lograría hacer uno que te hiciese las tareas o que te ordenara ese desastroso cuarto que tienes… ¿A qué estaría genial? – Y Rob empezó a divagar.

- Vale admito que sería genial… Veremos los resultados, me tengo que ir. - Dijo esta, con tono de despreocupación, sin parar de mirar a Nate.

- Adiós Anna, te ves bien, en serio, no le pongas mucha atención, jamás te diría fea.- Dijo Nate, cuando Robert ya no estaba.

- Lo sé. – Respondió sinceramente y con un leve tono rojo en las mejillas. - Nos vemos luego.

-Claro.

Anna era una chica que vivía en su mundo, llena de ilusiones y como cualquier chica de su edad, preocupada del que dirán, pero sobre todo, el que dirá su mejor amigo secreto… Nathan Reed.

Nate, que era el amigo su hermano mayor, se escondía noches enteras (en cuando Robert se quedaba dormido) en el cuarto de Anna, allí sentía que podía ser el mismo y podía demostrar lo que sentía, era libre de hablar sin reparos y se sentía bien al lado de aquella chiquilla (que ya no lo era) a la que en un principio le encantaba molestar, le hacía bromas mientras dormía, pero después de un tiempo, empezó a ayudarla con las tareas y luego despistaba a al hermano para que pudieran hablar de sus problemas y juraban proteger sus secretos con la vida, "primero muertos que contarlos" decían.

Ella lo amaba secretamente, pero temía que todo saliera mal y definitivamente significaba mucho más su amistad que ese sentimiento que llevaba dentro de ella mucho tiempo.

Estudiaban juntos, es decir en el mismo colegio, ella era un grado menor que él, pero lo veía tan seguido en casa que parecía que era de la familia.

Nate, se había mudado a la ciudad hace siete años, cuando tenía nueve y como iba al mismo curso que Robert, a esa edad las amistades fluyen demasiado fácil, al cabo de un rato estos dos eran inseparables.

Él valoraba su amistad con Robert, pero no por eso tenía que renunciar a la de Anna.

Y para ella, él era su único amigo real, los demás, eran aquellos que van y vienen, nunca estaban cuando ella los necesitaba, pero él era diferente, tenía tiempo para entrenar baloncesto, armar robots y pasara lo que pasara, para estar allí al lado de Anna.

Después de una larga tarde de ponerse y quitarse uniformes, por fin llegaron a casa, apenas entraron vieron a los chicos sentados en la sala, enredados en cables y con alicates en las manos.

- Mamá, Nate se puede quedar ¿Cierto? – Preguntó antes siquiera de saludar a las que recién entraban.

- Rob, ¿Cuando he dicho que no? – Responde la madre con los ojos en blanco.

- No sé, siempre puede haber una primera vez, por eso siempre pregunto.

- Bueno, ya sabes la respuesta.

- Nate, si te puedes quedar. – Le dijo al compañero que tenía al lado.

- Estoy pensando seriamente que hay que comprarle una cama a Nate. – Dice la señora al aire… Aunque lleva tiempo pensándolo de verdad, el pobre chico se está más en esta casa que en la suya propia.

- ¿Para qué viva aquí? Mamá ¿No crees que sería demasiado? Ya se está mucho tiempo aquí sin la necesidad de tener una cama propia. – Replica Anna.

- Pues por eso, si sigue así va a conseguir una lesión en la espalda por dormir en el suelo, pobrecillo, ya sabes que juega baloncesto y está en el equipo… no se puede dar el lujo de una lesión… Lo he decidido, mañana compraré una de esas camas armables y la instalaré en donde está el eterno colchón de Nate… ¿Te parece bien Cariño? – Le pregunta a Nathan.

- Señora Summers, la verdad me parece un poco exagerado, si en el suelo estoy bien.

- Tonterías, no sé ni para que te pregunto, ya lo he pensado y es de las mejores ideas que he tenido y si por alguna razón ya no quieres seguir viniendo, siempre podremos poner una habitación de huéspedes.

-Muchísimas gracias. – Responde un apenado Nathan.

- Vale. – Dijo la chica con tono de "me da igual", Anna había logrado ser tan buena actriz que a veces incluso Nate se creía las mentiras que decía.

Aunque siendo sinceros, la idea de que Nate viviera en casa no la alegraba mucho, pues no era un gran cambio.

Pero hablaría más con él ya que, gracias a las recuperaciones de inicio de año, Rob tenía mucho que estudiar si no quería quedar en el mismo grado que su hermana… Y claro que lo lograría.

Era de noche y Anna estaba a punto de ir a su cuarto pero algo no la dejó seguir adelante… Alguien la había tomado por la cintura…

- ¿Nate?

- Anna, tengo que hablar contigo.

- ¿Aquí? ¿No te parece mejor si entramos a mi habitación Rob?. - Dijo en tanto reconoció la voz.

- ¡Rayos! ¿Tanto le conoces la voz que ya no me puedo hacer pasar por él? ¿Cuándo le piensas decir que te mueres por él?

- Cuando los cerdo vuelen con alas de colibrí, hazme el favor no me molestes más, ve y estudias, futuro compañero de clase. – Sabía que con ese remate de oración se iría sin rechistar.

- Voy. - Y corrió hacia su cuarto, odiaba que Anna tuviese razón, ya que no había estudiado en todas las vacaciones y quedaba poco para entrar al colegio.

- Anna… - Dijo detrás de ella esa voz que amaba oír.

- Dime.

- Solo dime que si quieres que me quede aquí.

- Agh, sabes que me encanta que estés aquí y mucho mejor si mi mamá consigue esa cama, en parte tiene razón, de tanto dormir en el suelo te va a dar algo en la espalda… Y no podrás dedicarme tu próxima cesta… O lo decías por lo que le dije a Robert ¿Qué tanto oíste de la conversación con mi hermano?

- Todo. – Respondió con voz queda.

- ¿Y le creíste? Por dios…

- No… Para nada, siempre nos molesta igual, sería chistoso ver a un cerdo volar con alas de colibrí… aunque estas sufrirían mucho con todo ese peso…

- Si, pero entonces ¿Por qué piensas que quiero que te vayas?

- No lo sé, tu actitud con lo de tu madre y hoy has estado un poco distante.

- Has estado todo el día con mi hermano y creo que ya nos molesta lo suficiente sin tener que mostrar que somos amigos… Pero sabes que siempre te querré aquí, jamás lo dudes.

- ¿Hablamos? Tu hermano me dejo afuera. – Pregunta con esa mirada a la que ella nunca podría decirle que no.

- Vale, entra.

Era tan normal que Nate entrara en ese cuarto… Incluso el puff de Anna tenía su espalda grabada y hicieron lo que rutinariamente hacían, el sentarse allí y ella en el borde de la cama.

- Oye ese cartel es nuevo… Lo pintaste tú ¿Verdad? – Dijo él señalando una de las pinturas que tenía ella colgadas en el cuarto.

- Si, de ayer…

- Me gusta, ¿Me lo regalas?

- Claro, pero Rob sabe que yo lo pinte. – Respondió. ¿Qué haría su hermano al ver que su amigo coleccionaba sus más hermosos y llenos de sentimientos cuadros?

- Le diré que te lo robé y lo esconderé para que sufras hasta el fin de los tiempos.

- Bueno. - Caminó hacia la pared y despegó aquel que decía "Espacio libre para amar" - Te tengo una condición, no se lo puedes regalar a alguna niña, mujer o como quieras llamar a las personas que te gustan ni a nadie… Es tuyo.

- Vale, aunque no tenía pensado darlo como regalo, este lo quiero para mí, es hermoso, como todos los que me has dado… No me creo capaz de entregar tu arte a nadie… Dime en quién pensaste mientras lo pintaste.

- En ti, como siempre…

- ¡No! - Gritó en el auto de su mamá cuando se dio cuenta de que aquello había sido solo un sueño.

- Anna, ¿Te encuentras bien? – Dice su madre que por poco pisa el freno en seco pensando que algo grave había ocurrido - ¿Cuántas veces te he dicho que no grites con las ventanas arriba? Me pones nerviosa.

- Si, lo siento, solo era una pesadilla. – ¿O la pesadilla ha sido levantarse de tan hermoso sueño?

- Ya casi llegamos, pienso que te has comprado un uniforme muy grande, pero si es ese con el que te sientes cómoda que vamos a hacer… ¿Y viste? No nos hemos encontrado con ningún compañero y aquellos que te han visto, han elogiado tus gafas.

- Sigo sin estar conforme con ellas, aunque admito que veo muchísimo mejor con ellas, incluso creo que he visto el bigote de la dependienta del lugar.

-¡Pero qué cosas dices Anna! – La reprendió la madre.

Al entrar en casa, Nate y Rob estaban comiendo algo en la cocina.

- Mamá, Nate se puede quedar ¿Cierto?– Preguntó antes siquiera de saludar a las que recién entraban.

- Rob, claro, ¿Cuando dejaras de preguntar? – Respondió la madre… Ya cansada de la misma pregunta seis días a la semana.

- Él me pide que lo haga, pero yo sé que la respuesta es siempre sí, pero siempre insiste en que lo haga.

- Señora… Sé que es de muy mal gusto auto invitarse, pero mamá sale de viaje y papá no está en la ciudad, y no tengo en donde quedarme. – Dice Nathan con su mejor voz de niño bueno.

- Cariño, siempre que quieras puedes venir, es más he pensado en comprarte una cama para que la tengas aquí cuando vengas o de viejo sufrirás de la espalda…

- Señora Summers, lo agradecería mucho, pero no creo que sea necesario.

- ¡MAMÁ! ¿Es en serio que le piensas comprar una cama a Nate? - Dijo Anna.

- Si, yo no le veo nada de malo, en cualquier caso la habitación de huéspedes necesita un nuevo colchón ya que el del suelo del cuarto de Robert esta terrible y esa cama no cabe en el cuarto de Robert, por lo que no veo porque no comprar una de esas prácticas camas de IKEA armables…

- Vale, haz lo que quieras. – Definitivamente se estaba volviendo una increíble actriz…

- Anna. - Dijo una voz que estaba claro que no era la de Nate, abrazándola por detrás impidiendo que viera su rostro.

- Dime Nate, ¿Qué quieres mi vida?

- Decirte cuanto te amo, que deberíamos dejar de escondernos, todos deberían saber lo mucho que nos queremos… Porque me quieres ¿Verdad?

- Claro que te quiero Rob. - Dijo Anna con algo de sentido del humor.

- Anna, ¿Cómo lo logras? Todo el mundo dice que Nate y yo hablamos muy parecido y he dicho todo como él lo diría ¿No? Porque seguro fue así que se te declaró mucho tiempo atrás.

- Aja… Como digas. ¿Por qué no te vas a estudiar compañero?

- Voy… - Y se metió lentamente en su cuarto y cerró la puerta en la cara de Anna.

- Anna, Rob ya ha intentado hacerme lo mismo diez veces hoy, con diez chicas por teléfono que tenían la voz tan parecida a la tuya que la última vez dude creyendo que eras tú, pero algo me dijo que no eras tú…

- ¿Qué te hizo pensar que no era yo?

- Tú no harías eso y si lo haces sería de una manera diferente, si algún día decides decirme que me amas, no lo harías de esa forma… Creo que no lo harías por teléfono, sabiendo que por la noche hablaremos en tu cuarto… Pienso que si lo haces, sería dentro de ese espacio que ha oído nuestros más oscuros secretos y ha visto madurar nuestra amistad.

- Si, supongo que allí te diré que te amo.- Ohh ¿Qué fue esa indirecta?, Pensó la chica.

- ¿Hablamos? - Dijo algo apenado Nate.

- ¿Desde cuándo pides permiso? Prácticamente tenemos horario de consulta… Mentiras, pero sabes que eres siempre bienvenido.

- Gracias, es más, creo que Rob me ha dejado afuera, supongo que en serio no tiene ganas de graduarse contigo.

- Si… Si quieres puedes quedarte en mi cuarto hasta que él abra la puerta o incluso más si quieres.

- Me parece buena idea. – Entran al cuarto y ambos se sientan al borde de la cama y con un silencio incomodo Nathan empieza a mirar hacia las paredes del cuarto que siempre le han llamado la atención -Oye ese cartel es nuevo. – Dice señalando la nueva adquisición del muro de los sentimientos de su amiga.

- Si, lo terminé ayer, llevaba tiempo con esa idea en la cabeza, un callejón oscuro donde se supondría que no pasa nada bonito, pero ese es el lugar donde esos dos enamorados son libres de quererse…

-Es hermoso, ¿Me lo regalas? - Dice y ella lee en los ojos que realmente lo quiere, como muchos anteriores, pero en este ve algo diferente… Pero ella, sabe que incluso si no lo hubiese visto se lo regalaría, porque para eso fue hecho…

- Claro.

- Espacio libre para amar, muy original como pusiste el título de la obra en un grafiti del muro del callejón… ¡Qué lindo! Espero ser algún día la persona por la que escribes esto. – Dice en voz baja.

- Algún día lo serás. – Lo eres.

- Si en el mundo hubiesen más niñas como tú.

- O más niños como tú…

- ¡No! tendría muchos queriéndote y…- Al lo lejos se oyó como una puerta se abría.

- Métete en el armario ¡Ya! – Le dijo, empujándolo para esconderlo y ocultar la evidencia de aquella amistad secreta.

- Anna, sabes donde esta Nate, hay algo que no entiendo de este tema… Y como él lo sabe todo, pensé que podría ayudarme.

- No Rob, creo que esta abajo. - Mentí.

- Vale, voy a buscarlo.

- Dile cuando lo veas que no quiero que siga robándome mis obras… Si sigue así volveré a ver el color original de la pared. – Dijo, aunque no estaba segura de que la haya escuchado. - Nate, Rob ya se fue, ve y entra a su cuarto.

- Gracias, también por el cartel… Yo lo robé, bien pensado… Espero que no lo extrañes demasiado. – Dice guiñándole el ojo al salir de la habitación.

- Tranquilo, hay más de donde vino ese.

- Vale, espero que me regales el primero que pintes pensando en mí.

- Está bien. - Pero creo que ya lo hice, hace mucho tiempo.

Cuando Nate ya había cerrado lo puerta del cuarto, grité sobre mi almohada.

- ¡Ahh! Anna estúpida, ¿Cuándo le podrás decir a Nate cuanto lo amas? - Se dijo, de repente alguien entro al cuarto.

- ¿Anna? - Dijo Rob.

- Nate estaba en el baño, pero ya ha entrado a tu habitación.

- Gracias.

Anna eres una tonta, ¿Por qué no le dices que lo amas? ¿Por qué?… Robert.

- Rob… ¿Por qué nos molestas tanto a Nate y a mí?

- No sé, creo que ya que Nate prácticamente vive aquí, pienso que se deberían llevar mejor, es mi mejor amigo y no soporto los silencios incomodos que se forman cuando ambos están en la misma habitación, es como si pelearan callados… Te quiero, pero no voy a renunciar a mi amigo.

- Ahh, trataré de llevarme mejor con él. – Si tan solo supieras que no peleamos en silencio sino que nos hacemos confidencias de esa forma…

- Y claro porque a ti te gusta, o no era eso por lo que torturabas a tu pobre almohada cuando entré… - Dice burlándose de su hermana…

- Ya vete.

Más tarde esa noche…

- Nate, por favor, dime ¿Qué sientes cuando me ves?

- Anna… Amistad, a la hermana de Rob, la chica que me entiende mis locos desamores y a una gran artista…

- ¿Nunca has visto algo más?

- ¿Cómo qué?

- No lo sé, algo diferente. – Como la chica a la que quieres, como a la que le tienes unas ganas impresionantes de besar, como a alguien sin el que no podrías vivir… Como lo que yo veo cuando te veo a ti.

- ¿Por qué lo preguntas? ¿Qué sientes tú cuando me ves? - Dijo Nate… Con los ojos que tanto le gustaba a Anna.

- No sé… A mi mejor amigo… Creo… - Miente porque sabe que tiene que dejarlo en este punto… Teme ponerse a llorar por ser tan cobarde, por no ser correspondida…

- Vale, entonces me voy. – Dice Nate, sabe que no es lo que quiere, por él se quedaría hablando con ella toda la noche, pero teme quedarse dormido allí y levantarse lejos de su zona segura… Teme soñar como tantas veces lo ha hecho y decir su nombre entre sueños…

- ¿Por qué? ¿A dónde?

- Donde Rob…

- Ahh, creí que ibas a dejar la casa… Bueno, hasta luego, creo. - Antes de que diera el paso fuera de mi puerta lo llamé. - Nate.

- Anna… Cuando te veo, en realidad veo a la chica que quiero conmigo siempre. – Dice como si el filto de sus palabras hubiese desaparecido y sabe que ya no puede parar.

- Nate, eso es hermoso. – Dice Anna con los ojos abiertos y el corazón latiéndole a mil por hora.

- Te amo.

- Yo también. – Y Nate vuelve al lado de ella para tomarle la cara para que por fin se diera ese beso tan esperado…

- ¡Nate! – Gritó Anna al levantarse de otro sueño, sentía que cada vez eran más reales y cada vez era más difícil darse cuenta de la verdad.

- Anna… ¿Qué pasó? ¿Qué quieres? - Dijo Nate, que había corrido desde el cuarto de Rob.

- Ohh… Lo siento, ha sido un sueño… No quería despertarte…

- ¿Soñabas conmigo? - Dijo Nate poniéndose cada vez más colorado.

- Ehh… Si a veces sueño contigo. -La gran mayoría de veces sueño contigo – Pero creo que es la primera vez que grito tu nombre…

- ¿De verdad?

- Claro, o ¿Me habías oído antes? – Pero al levantar la mirada sabe que la pregunta no iba relacionada con el grito. - Ohh… Lo decías por lo de soñar contigo… Bueno, pasa a veces…

- ¿Qué pasaba en tu sueño?

- Te… morías.- Nos besábamos como siempre he pensado que lo haremos… Y eras tú el que empezaba la situación…

- Ahh ¿Me quieres muerto?

- ¡No! Fue una pesadilla. ¿De verdad piensas que te quería muerto? ¿Quién me oiría quejarme de la obsolescencia programada? ¿Quién me aguantaría como lo haces tú? ¿Quién sería mi mejor amigo?

- Amigo… Claro.

-¿Sabías que Rob nos molesta porque cree que nos caemos mal? Piensa que peleamos en silencio cuando estamos en una misma habitación con él y me dijo que tenemos que llevarnos bien, ahora que prácticamente vives aquí.

-Sí, es algo raro teniendo en cuenta lo bien que nos llevamos.

-… Y… ¿Duerme?

- ¿Quién? ¿Rob? Si, tus gritos no lo han despertado y si lo han hecho lo habrá ignorado… Yo…- Dijo tímidamente Nate - También soñaba contigo.

- Y… ¿Qué pasaba? - Dijo Anna intrigada.

- Nos besábamos, claro… Rob nos obligaba.

- ¡TAN MAL ESTARÍA BESARME, CLARO NO ES QUE YO QUISIERA…- Le dije sacándolo del cuarto.- ES MÁS TENDRÍAS SUERTE SI ALGUN DÍA BESAS A ALGUIEN COMO YO!

-ANNA, no lo tomes mal, de verdad, sería un chico afortunado si alguien como tú me diera un beso… Pero, es que el beso que yo quiero viene de tus labios… Es el beso que anhelo…

- Claro… Bye - Le dijo Anna, cerrando poco a poco la puerta… Deseando que lo que le había dicho Nate no fuese un sueño…

- Anna, muero por un beso tuyo, creo que te amo.

- Claro, yo también- Dijo Anna con tono sarcástico, con el corazón en la mano, sabiendo que lo que decía era la verdad. ... –Nate, ¿Qué te pasa?

- ¿No me crees?

- Espero que me levante de este maravilloso sueño, que ya se está volviendo muy real y me va a dolerme mucho levantarme y que nada de esto haya pasado.

- Anna, es real.

-¿Qué?

- ¿Crees que esto es un sueño? Entonces… ¿También me amas?

-Claro.- Nate, se acercó a Anna y la beso como tantas veces ella lo había soñado… Pero este no era su sueño, Anna no estaba dormida.

-¡Nate! - Dijo la madre de Anna.

- Señora. - Dijo este, sin soltar a Anna de sus brazos, como si tuviese miedo de que al soltarla, ella desapareciera en su cuarto y no lograría hablarle.

-¿Sales con Anna?

- Desde hoy si ella también quiere.

- Claro que quiero, desde hace mucho tiempo, desde que lloraste en mi hombro, desde siempre.

- Prometan que se van a quedar distanciados en las noches.

- ¡Mamá!- Dijo Anna apenada.

- Anna, por favor.

- Hablaremos con la puerta cerrada, deberías tenerme confianza, madre, tengo 15 años, que podría hacer yo.

- Ehh…

-¡Ohh no! Madre, por favor. - Dijo Anna deseando que la tragase la tierra.

- Vale, confío en ustedes.

- Señora… ¿Podría hacernos el favor y no contarle a Rob sobre esto? – Dijo Nate con un tono de preocupación que nunca habían oído.

- Claro.

- ¿Contarme sobre qué? – Dijo la voz que en ese momento era temida.

- Rob… Amigo, de verdad, yo no quise amar tanto a tu hermana.

- ¿La amas?

-¿Me lo permites?

- Claro que no, no puedes salir con ella.

- ¿Por qué?- Pregunto confusa Anna.

- No quiero… Anna, te prohíbo salir con Nathan Reed.

- Robert… Tú jamás me obligaras a no verme con alguien… Además es la felicidad de tu mejor amigo.

- No… Él ya no es mi mejor amigo.

-¡Anna! - Grito Nathan desde el cuarto.

- Dime. - Dijo esta que tenía todo el pelo despelucado, que aun tenía el pijama puesto… Aparentemente eran las 7 de la mañana, pero Anna estaba despierta por un sueño que había soñado que besaba (casi) a Nate…

-¿Qué?

- Me llamaste.

- Lo siento, debo haber dicho tu nombre mientras dormía, soñaba contigo. – Dijo Nathan un poco desorientado por aquel sueño, volteó a mirar a Robert que dormía tranquilamente, tenían la suerte de que durmiera como un tronco.

-¿De verdad? Ehh, yo también… ¿Qué pasaba en tu sueño?

- No sé… Solo recuerdo que soñé contigo- Mintió Nate, Nunca olvidaría aquel sueño, ya que soñaba a menudo que su amigo le prohibía la relación.- ¿Y el tuyo?

- Pues… Yo tampoco me acuerdo.-Anna también mentía, pero… no le podía decir lo que había soñado con Robert en la habitación…- Bueno vuelvo a cama.

- ¿Te puedo acompañar a tu cuarto?

- Claro…

Una vez fuera del cuarto, ambos se miraron incómodos…

-¿Qué nos pasa? - Preguntó Nate, interrumpiendo el silencio.

-¿Por qué preguntas?

- Estamos distanciándonos, puede que ahora no lo parezca, pero siento que no somos sinceros uno con el otro, al menos por mi lado, siento que te estoy ocultando cosas que me muero por contarte.

- Lo sé, a mí me pasa lo mismo, pero creo que no siempre podemos ser confidentes uno del otro… Hay casos en los que…

-¿Por qué?

-Porque la verdad duele. - Dijo Anna pensando en que Nate no la iba a amar nunca.

- No tiene por qué ser así.

-¿Qué quieres decir?

- Te amo.- Dijo Nate, rogando en silencio porque ella dijese lo mismo… Pero esta se había quedado quieta, pálida…

- Robert… - Dijo Anna con los ojos como platos.

- No me importa lo que él diga, quiero que seas mi novia si también me quieres tú.

-Robert…

-¿Qué?- Dijo Nate molesto, porque acababa de decirle a Anna que le amaba y ella no dejaba de pronunciar el nombre del hermano, pero Nate por una extraña reacción volteo la cara.- ¿Robert?

-Se puede saber ¿A qué se debe tanto ruido a las cuatro de la mañana? ¿Es que no pueden esperar para hacerse la declaración a unas horas más adecuadas? Por ejemplo…¡Cuándo yo no esté durmiendo! Y además que es eso de estar gritando el nombre de mi hermanita en sueños ¿Ahh? Sé que es fea, pero como para tener pesadillas con ella tampoco.

- No es fea… la verdad es que me gusta, desde hace rato.

- ¿Te gusta? Pensaba que se odiaban con pasión.

-Robert, hermano…- Dijo Anna.- Tú sabes que estoy enamorada de Nate, desde hace mucho…- La dijo, demostrándole así a Nate que ella también lo amaba y demasiado.

- Reed. -Dijo Rob, que nunca lo había llamado por su apellido.- Cuida bien de Anna.

-Nos permites salir.

- Claro, es lo que he intentado hacer desde hace mucho tiempo, si Nate le hace daño a Anna, sabré de quien vengarme y Anna, intenta no hacer sufrir mucho a Nate.

- ¿Me amas?

- Espacio libre para amar, solo pensaba en ti cuando lo escribí.

En ese momento se besaron como ambos lo habían soñado, no era como ellos lo imaginaban, ni se acercaba a la sensación verdadera, era notablemente mejor.

A esta historia le tengo mucho cariño, la escribí hace mucho tiempo y siempre tengo algo que arreglar, o algo nuevo que añadir.

Siento que soy muy parecida a Anna, por muchas razones, siempre estoy soñando despierta y en vez de pintar, escribo lo que tengo en el corazón, claro está que cuando la escribí no tenía a ningun Nathan en la vida real (Y sigo sin tenerlo) pero conozco esa sensación de amar como ella lo hace y soñar todo el tiempo con que se haga realidad.

El principio de esta historia, el primer sueño de Anna, realmente lo soñé, en alguna epoca de mi vida... Y así es que empiezan muchas de mis historias... Muchos de mis amores.

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