No salir.
Después de aquella traumatizadora confesión, me quedo quieta, no avanzamos más hacia afuera de la cueva, lo retengo con todas mis fuerzas y creo que él ve el pánico en mis ojos y como unas lágrimas empiezan a brotar.
Ambos estamos como paralizados, como si los pies se nos hubiesen clavado y petrificado en el sitio o se hubiesen vuelto temporalmente demasiado pesados para levantarlos, solo nosotros dos en la cueva, mirándonos, yo extremadamente confundida como para tener algo distinto que miedo en la cabeza y él obviamente evaluando quien sabe cuántas posibilidades y situaciones.
- Y si nos quedamos aquí… Es decir, perdemos el transporte de vuelta. Es la única forma que salgamos de que nada malo te pase, pero sé que es muy difícil convencerte. – Dice él… y en su mirada veo realmente miedo.
- Y no podríamos volver… ¿Cierto? – Trato de recordar si alguna vez oí sobre algún desertor, pero estoy casi segura de que nunca lo he hecho, ¿será porque nunca los ha habido o será que es una vergüenza demasiado grande para contarla a las siguientes generaciones o esa información la hacen desaparecer como si nunca hubiese ocurrido?
- Me duele la cabeza de solo pensar en todas las preguntas que te estás formulando… Claro que podríamos volver, decir que nos quedamos atrás, pero espero hacerte entrar en razón y no hacerlo.
- ¿Qué es lo que sabes que no me quieres contar? ¿Por qué viniste si no querías luchar? – Exploto, llevaba días en los que quería realizar esas dos preguntas, desde el principio había sido sincero, había tratado de alejarme del campamento, él sabía que todo esto iba a pasar y yo no lo había escuchado… Pero incluso yo sin saberlo todo, sabía que era lo que podía pasarme cuando me había enlistado.
- No podía soportar la idea de que morías si yo no venía. – Y si no tuviese esta rabia/confusión en la cabeza, eso habría podido sonar tierno.
- ¿Estás diciendo que yo sería una completa inútil sin ti? – Pregunto más enfadada de lo que realmente estaba.
- ¿Por qué tienes que tomar todo de la peor manera? Claro que no serías una completa inútil, es más, he aportado muy poco a lo que ya eras, pero si yo no hubiese venido, te habrían emparejado con un completo idiota, y de batalla más cuerpo a cuerpo… Por esa razón habrías muerto hoy. – Siempre tan delicado.
- Pues, supongo que debería darte las gracias- Digo sarcásticamente. – Pero tienes razón… Considero prudente volver, pero sé que tienes una razón que no me quieres contar y si nos quedamos por esta noche, y tenemos la posibilidad de salir completos de esta cueva, podemos hacer eso.
- ¿Sabes quién es nuestro enemigo? ¿Sabes contra quién estamos peleando? – Dice sin disimular la desesperación porque trato de llevarle siempre la contraria, por más de que sepa lo que va a ocurrir, y esa desesperación lleva terror oculto.
- El Emperador Araña. – Respondo y Juan rueda los ojos.
- ¿Y lo has visto? ¿Sabes cómo es físicamente? Porque yo no. ¿Sabes lo que implica eso? Se me ocurren varias razones por las cuales no podría saberlo, cada una peor que la anterior.
- ¿Qué quieres decir? ¿Qué no hay enemigo? Porque huimos de bombas y hay algo afuera que si salimos puede que nos mutile, por lo que para mí queda claro que existe enemigo. – Digo, tratando, inútil e ineficientemente, de no parecer tan asustada como lo estaba.
- Eso no es lo que estoy diciendo, claro que hay enemigo, solo que ya nadie sabe por qué pelea, estoy seguro que en el principio había una razón válida para montaña de cadáveres que se forma una vez cada vez de que se les da la gana de matase entre sí, pero ninguno de los que hacen parte de la montaña, saben realmente el porqué de su muerte – Dice, pero siento que él sabe mucho más y por alguna razón no me lo quiere decir.
- Pues… Quedémonos esta noche, mientras aclaro ideas y si con eso salimos completos, me sentiré satisfecha por ahora, ya veremos que hacer después. – Digo, aunque es un poco bobo, ya que él sabe que aceptaré no volver y que en general aceptaré todo lo que el proponga.
Me resigno y me siento en el suelo de la cueva, con la cabeza apoyada en la pared, me faltan horas de sueño y el efecto de la adrenalina está empezando a perder efecto y quedo profundamente dormida.