Juan
POV JUAN:
No quería que ella lo supiese, lo que viene, pero había estado pensando en eso, desde que desperté en la enfermería, nada de lo que había pasado en el campo de batalla tenía sentido, nada excepto… ¿Puedo estar tan loco para hacer semejante ‘locura’? Creo que sí, no solo por quererla, si no por haber estado diseñando el portal en mi mente.
Al principio, trataba de pensar en otras cosas, teniéndola desnuda al lado mío no era tan complicado, sobre todo cuando estábamos despiertos, pero cuando ella dormía, con su respiración constante, mi cerebro empezaba a trabajar, pensar en como salvarla y mi mente volvía a trabajar en el portal.
“Sólo es para buscar los puntos débiles” Me repetía a mi mismo, mientras tocaba su espalda inconscientemente, pero sabía que entre más adelantara los planos, más sellaba el destino de ser yo mismo el que está al otro lado del portal, eso quiere decir que haga lo que haga la perderé.
La idea de diseñar el portal quedo tallada en mi cerebro, en cada segundo en que ella no estaba a mi lado, consciente, adelantaba los planos, pensaba en la física detrás de viajar en el tiempo, incluso en fisioterapia, cuando no tenía que concentrarme demasiado, tenía cálculos en mi mente.
También estaba la otra cuestión, la cuestión que se iba acercando conforme pasaban los días, los directivos pensarán que yo soy la persona adecuada para conformar los nuevos compañeros, con los soldados que quedan en el campamento.
Pensar en la mejor opción para Ana, la persona a la que va a conocer y leer sus pensamientos, era algo que me molestaba mucho, el no poder advertirle de cosas en batalla y el ya no ser la persona que la complementaba.
Sin embargo, esos pensamientos desaparecían cuando ella volvía de donde fuese que estuviese ese día, para acompañarme el recorrido desde rehabilitación hacia el comedor.
Verla sonreír, morderse el labio, mientras cogía el almuerzo de los dos, una bandeja con las manos y la otra mentalmente, y ver con la soltura con la cual ahora manejaba sus poderes, estoy tan orgulloso de ella.
Al pasar tiempo con ella, desconecto levemente el saber todo, puede que no en verdad, pero pasa a estar en un segundo plano y es un descanso para mi y definitivamente pasa a un plano mucho más lejano, cuando me mira con esa mirada. Dios, esa mirada, esa que me dice que nos larguemos de aquí, esa que me dice que quiere volver al campamento.
No quiero depender de ella para las cosas rutinarias, como es subir a mi cama o llevar mi almuerzo a la mesa, pero, todo es un entrenamiento y si quiero que vuelva a casa conmigo, deberá entrenar lo que más pueda.
Entramos a la habitación y entro al baño, a limpiarme un poco y tratar de disminuir mi ritmo cardiaco, cuando lo considero normal para la situación, salgo y me preparo mentalmente para ser elevado por los aires.
Ella también entra al baño, miro al techo y pienso que ha valido la pena todo, haberle dado estos días de vida de más, me pierdo en los pensamientos, pero no permito que, ni el plano ni los nuevos compañeros emerjan a la superficie.
La oigo aclararse la voz y se encuentra en la puerta del baño, con solamente la parte de arriba del uniforme, desabotonado.
Sube a mi cama, de una forma fluida, que estoy tan absorto que no me doy cuenta que ella se esta elevando a si misma.
Me quito el uniforme rápidamente, antes de que ella llegue a la cima, pero estoy tan distraído que algo hago mal y quedo enredado en la camiseta interior, ahora entiendo porque a ella no le gusta usarlas.
No la veo, pero oigo su risa, esa risa, que por poco hace que mandase todo al carajo el primer día en el campamento, cuando pasó el incidente de los uniformes, quería bajar de la cama y besarla en ese momento, pero habría sido extraño, y el esperar me permite ahora besarla cuando quiera.
Aún dentro de la camiseta, empiezo a sentir su boca en mi torso, siento su cuerpo sobre el mío, sus manos explorando mi pecho y bajando hacia mi erección que se empezaba a formar, pienso en lo inexperta que era hacía unos días.
Toma la camiseta por donde debería habérmela quitado yo y me libera, ahora la veo, la tomo de la cintura y ella me besa calmadamente, me besa toda la cara, el cuello...
Hábilmente se ubica en la punta de mi miembro y entro en ella, mis manos tocando sus pechos su vientre, sus caderas, los moretones de la guerra que van desapareciendo de su piel, se mueve a un ritmo que es enloquecedoramente tortuoso de la mejor manera posible, se inclina sobre mí y me besa.
Y si su risa me desubicaba, sus gemidos eran algo más, esas palabras que si se le prestan atención podrían decir mi nombre, o ‘te quiero’, pero realmente no las entiendo porque esa función queda desconectada.
Acelera el ritmo y empiezo a hacerle coro a sus gemidos, pese a que no lo quiero hacer porque lo único que quiero hacer es escucharla a ella, pero simplemente no lo puedo evitar, pellizco no tan delicadamente sus pezones y ella responde moviéndose aún más rápido.
Y después oigo las palabras que hacen que me deje ir, ‘voy a correrme’, lo hacemos juntos y se desploma a mi lado, boca abajo, mirándome, respirando agitadamente, sonriendo, le beso la boca y quiero quedarme en esta burbuja que hemos creado, quedarme aquí a su lado, tocando su espalda desnuda, mientras ella lentamente se queda dormida.
Duermo unas horas, pero me levantan esos pensamientos que había estado apartando, esos pensamientos que pongo sobre un resorte que voy aplastando para alejarlos de mí, pero en el momento en que dejo de concentrarme en aislarlos, el resorte se relaja y me los tira en toda la cara.
Me falta poco para terminarla, debería parar en este momento, el finalizarla, hará que yo sea el culpable de todo. Unas horas después lo termino, casi sin pensarlo y sello el destino, pienso en las posibles formas de romperla, “yo no lo construiré, lo destruiré”, Ana podría tirar este otro dispositivo a la base del portal y este haría un corto circuito que
lograría que el portal quedase inactivo para siempre, y tendría que ser ella porque solo ella podría lanzarla con la precisión que la tarea requiere, pero, si alguien más la lanza, dejaría inactivo el portal y se acabaría la guerra, por el momento, pero el portal tendría arreglo, si es que alguien quisiese arreglarlo.
Al saber esto, también sé que si es Ana quien termina con la guerra, la onda que causará el dañar el portal la matará, pero acabaremos la guerra para las futuras generaciones, si lo hace alguien más la golpeará, pero sobrevivirá, y todo esto dependerá de con quién decida emparejarla, el pirómano (Si, el pirómano con el que la habrían emparejado si yo no hubiese venido, que al parecer también sobrevivió) o el de la super fuerza, zona central o primera fila.
Oigo su respiración a mi lado y sé la decisión que ella tomaría de saber la información que sé, “me quedé para salvarla y estoy pensando en mandarla a morir”
Sigo acariciando su espalda, en unos días encontraremos pegado a la puerta el llamado de nuevo a la realidad, la aguja que reventará nuestra burbuja, y para ese día tendré que tener la decisión tomada.