top of page

Salir.

-¿Estás lista? – Pregunta Juan tomando mi mano.

-Debemos volver, tratar de ayudar a los demás, sólo tú sabes los peligros que vienen, no hay otra opción. – Digo y aunque no estoy completamente segura de que en verdad no haya otra manera de afrontar la situación, creo que es nuestro deber volver…

-Yo iré primero, pero debo contarte algo, al llegar aquí, tenía claro la ubicación de las minas quiebra patas, pero ahora todo está borroso, me acuerdo de unas, pero sé que hay otras que no veo. - Veo miedo en sus ojos, pero él siempre había estado tranquilo.

-¿Qué quiere decir eso? – Pregunto, pero temo por la respuesta.

-No estoy seguro, y no es momento de teorizar, yo iré delante, trata de pisar donde yo he pisado antes – Dice y noto en su voz una angustia que me asusta como nunca antes.

Voy caminando dos pasos por detrás de él, él sabe que lo sigo, sin embargo no deja de mirar hacia atrás como si en algún momento me fuese a caer en algún hueco infinitamente profundo, o algo muy malo estuviese a punto de pasarme.

 

El camino de nuevo hacia la trinchera, se hacía eterno, y sobre mi cuerpo hay una capa gruesa, pesada y fría, y es miedo.

 

-Joder, viene una granada hacia nosotros, pero no lo sabía hasta ahora, no entiendo que está pasando conmigo hoy, corre hacia la trinchera y no voltees hasta que hayas oído la explosión, prométemelo. – Dice con su tono autoritario.

-Vale, pero tú vienes conmigo ¿No? – Le digo, aunque en mi mente la pregunta es absurda, claro que él vendrá conmigo, él me había dicho que saldríamos de esta.

-Ana, ve ya. – Grita.

bottom of page