No ir.
POV JUAN:
Era una mañana como todas las demás, bueno, no como todas, en el ambiente había una extraña carga emocional, que claro, tenía una razón.
Esa mañana, habían llegado por correo las cartas de reclutamiento, una carta sencilla, con unas pocas palabras llenas de poder.
Sabía que llegarían, sabía como se sentían todos, sabía que incluso que la mía no llegaría a menos que yo quisiese que llegara, y no llegará, había hecho todo lo que debía hacer para que la carta no llegase a mi casa, sencillo, si nadie sabe que tengo algún poder, ese endemoniado pedazo de papel, nunca llegaría al buzón.
Tampoco es que yo fuese importante, aunque eso es mentira, si quisiese, sería la pieza más importante de esta guerra, pero no quiero ser.
Puedo vivir mi vida tranquila, bueno, tranquila es un decir, viviría sabiendo que no hice nada para salvarla.
Miro por la ventana, como tratando de verla, sé que no hemos hablado lo suficiente, es más, no estoy seguro de haber cruzado alguna palabra con ella.
Sé que está mal, saber que, si fuese, y todas las circunstancias se dieran, sería el amor de mi vida, o la causa de mi perdición, o simplemente, mi compañera de combate, todo depende de lo que ella haga, de como reaccione a mis acciones, a como presente cada situación ante sus ojos, de lo que le diga, de lo que responda a sus preguntas.
Pero, tal vez es mejor que ella ni siquiera me conozca, aunque conocerme, me conoce, todos en esta maldita aldea se conocen, así sea de vista.
Sé que ella me recuerda, aunque nunca hice nada memorable, pero así es ella, tiene una extraordinaria memoria para acontecimientos aparentemente poco trascendentales.
Es lo mejor, yo solo la guiaría hacia lo que sé que es lo mejor, tal vez impulsándola a que tenga el mismo destino que tendrá si no voy, sé que las probabilidades de que sobreviva, de que la logre hacer cambiar de opinión son bastante pocas, que si quiero que me siga, debo decir las palabras correctas, nunca equivocarme, que todo siga un plan predeterminado, que sé que en el momento que ella me dirija la palabra van a ser muy difíciles de decir.
Lo supe, eso fue lo primero que supe, que ella y yo teníamos los poderes más compatibles de todo el campamento, que sería imposible que no viesen el increíble potencial que teníamos los dos para la guerra, también, sabía que ella no correría demasiado peligro a mi lado, claro, si decide dejarme ir primero, o si se queda conmigo en la cueva.
Pero no voy, lo decidí, a pesar de saber, que no durará mucho sin mí.
A quien miento, ella es compatible con muchos más, no soy el único, a pesar de ser con él que más, pero ella podría hacer lo que quisiera, incluso estar en primera fila de combate, ella es muy versátil.
Sé que no volverá, que no tendré la oportunidad de enamorarme de ella, de cambiar el curso del tiempo, ella nunca sufrirá mi perdida ni yo la de ella, aunque en este mismo momento sufro por ella, porque es mi culpa, es mi culpa todo lo que le va pasar, y la verdad, un día como hoy, no estoy seguro de que lo que hice fuese lo correcto, sé que no quiero que muera, a pesar que casi ni la conozco.
Desde que tomé la decisión, sueño con ella todas las noches, cada vez es una variable diferente, la emparejan con alguien, un pirómano que creo que vive a dos casas de aquí, ella sería perfecta para lanzar objetos quemados al ejercito contrario, sin embargo, el pirómano no es muy listo y tampoco empático, por lo que dos malas decisiones hacen que ambos no salgan de la batalla.
O la emparejan con alguien que puede freír cerebros solo con estar lo suficientemente cerca del enemigo, por lo que ella también deberá estarlo, ella sería buena también en la lucha cuerpo a cuerpo, aunque esa no es la forma de llamarlo, ya que, si desvían sus poderes a esa dirección, si ella quisiese, podría despedazar al enemigo desde una prudente distancia, o aplastar a los que quisiese, como hizo con aquella araña, sin embargo, esa persona tampoco será buena compañera, y ella morirá en batalla.
Sé que no sobrevivirá la primera batalla, así por más mínima que sea la posibilidad, que la emparejen con alguien del batallón que se quedará atrás, de los que pelean a la distancia como lo sería yo, nadie estará allí para decirles que se acerca la bomba y morirá allí.
No siento nada por ella, como lo haría si nunca he hablado con ella, pero me siento mal, porque sé lo que sentiría por ella, sé como me sentiría al oírla decir cualquiera de las cosas que me diría, sé como leer lo que siente, porque ya se la forma en la que me miraría cuando está enfadada, apenada, cuando quiere saber algo de mí.
Sé que ella morirá, y que soy la única persona en tener algo de posibilidad en que no lo haga, pero también se que, por protegerla, muchas cosas pueden salir mal, incluso empeorar la situación.
Solo sufriré yo, al saber lo que sé, y mañana, cuando pasen a recogerla, me despediré en silencio, de todo lo que pudimos ser.
FIN