top of page

Después de seguir

Me levanto a la mañana siguiente y estoy sola en la habitación, el campamento 7 se encuentra completamente vacío, siento pequeños retazos de lo que ocurrió la noche anterior en la parte de atrás de mi memoria. Siento también el vacío de al lado y mi mente empieza a dar muchas vueltas, empiezo a sentir la inseguridad crecer dentro de mi.

 

Respiro profundamente, decido no dejar que me afecte demasiado la situación, tomó fuerzas para levantarme de la cama, pero a la mitad de camino utilizo mis poderes, y floto sin hacer demasiado esfuerzo hasta el nivel del suelo, veo sobre la cama de Juan, el rollo de plástico, aquel que le habían dado para cuando fuese a darme una ducha, para no mojar el vendaje. Una ducha suena perfecta en este momento, tratar de pensar por qué carajos decidí quedarme, cuando sé que volveré a la guerra.

 

En aquel momento me había parecido una buena idea y ni siquiera lo había reflexionado demasiado, tener la oportunidad de acabar con esto de una vez por todas, pero ver el miedo de Juan y sentir su rabia me había hecho dudar.

 

Me envuelvo en el plástico de la mejor manera posible, aunque a decir verdad de una forma muy descuidada ya que siento dolor al apretar de más en el punto crítico.

 

Recibo el agua tibia sobre mi piel, lo necesitaba, no tomaba un baño en toda regla desde antes de la batalla y ya sin la presión de entrenar, podía tomar una larga, como solía hacerlo en casa.

 

Trato de no pensar en nada, pero oigo su “te quiero” en mi mente, pero también veo su rabia, como se contuvo al reprenderme por mi decisión, saber cómo gritaba solo en su cabeza.

 

Me siento abrumada, siento una presión en el pecho que no tiene nada que ver con el agujero en curación que tengo, empiezo a respirar más rápido pero no constante y me derrumbo, quedo sentada en el suelo de la ducha, con el agua cayendo sobre mi cabeza, llorando, sin saber del todo el porqué.

 

No pasó demasiado tiempo antes de que Juan entrara al baño, con una cara que no sabía muy bien cómo interpretar, pero sobre todo estaba preocupado, cierra el grifo y me levanta del suelo, cubriéndome con una toalla, sin mediar palabra.

 

Me quita el plástico y retira el vendaje y veo su rabia al observar que se me han saltado unos puntos, no son tantos como para que sea preocupante, pero la banda elástica que cubría la herida se encuentra manchada de sangre.

 

Me sonrojo, ya que él nunca me había visto desnuda, en cualquier caso, no cuando yo estaba consciente (supongo que en la cirugía no se había querido despegar de mí), pero él sigue serio, puede que incluso no se haya percatado de eso, saca de una pequeña bolsa una cinta y pega los pedazos de piel que solían estar juntos con ella, toma un nuevo vendaje y me cubre con él.

 

Busca en los cajones, me ayuda a vestirme, cuando ya estoy completamente cubierta y bastante confundida me atrevo a hablar.

 

-¿Qué te pasa? claramente estás molesto, no lo has disimulado ni un segundo desde que salimos de la enfermería, si es porque decidí quedarme, pues te aguantas ya tomé la decisión y tendremos que vivir con ella, así que o te tragas tu orgullo y convivimos el tiempo que nos quede o puedes solicitar cambiar de pareja, que seguro encontrarás a alguien más con la situación actual y te olvidas de mí y de lo que sea que sepas que íbamos a ser - Digo e inmediatamente me arrepiento, pero él lo sabe todo así que no me retracto.

 

Abre la boca, pero no dice nada, casi se puede ver su cerebro sacar humo de todo lo que está pensando.

 

- ¿De verdad me estas proponiendo que me olvide de ti? ¿Eso es lo que quieres? Ana, sigo tratando de pensar porque te quedaste, había logrado que siguieras viva, no creo que sea capaz de verte morir. - Dice evitando mi mirada.

 

- ¿Y qué quieres hacer? - Le digo seriamente.

 

- No lo sé… Me he pasado toda la mañana buscando la forma en la cual no tengas que volver a luchar, de que vivas.

 

- ¿Podemos retrasar mi recuperación? - Digo a modo de broma, tratando de descargar el ambiente, pero obviamente no es lo correcto de decir en este momento y me regaña con la mirada.

 

- ¿Crees que no pensé en eso? pero únicamente haría que fueras a la batalla debilitada, nada tiene sentido, si soy yo al otro lado, no entiendo porque te pondría en esta situación - Dice y abre los ojos de par en par - No te he dicho nada sobre esto aún ¿No?

 

Trato de asimilar la información que acabo de recibir lentamente pero no entiendo por completo lo que escuché.

 

- Ana, es mejor que te sientes, no vaya a ser que se te terminen de saltar los puntos. - Dice preocupado, mientras piensa las palabras exactas.

 

Subo resignada a la cama, con su mano en mi espalda a pocos centímetros, pero sin llegar a tocarla, solo como un soporte inútil, porque realmente en caso de tropezar no serviría de mucho.

 

Me siento en la parte donde iría la cabeza y Juan donde irían los pies, lo más alejado de mí.

 

- Ana, cuando estuvimos en batalla, hubo unas trampas pensadas en mí, en nosotros, trampas que no pude detectar hasta que ya fue muy tarde y mientras estabas inconsciente fue cuando empecé a pensar, de una forma en que no lo hacía hace mucho tiempo, pensar sin tener las respuestas. Luchamos cada vez que se abre el portal y al otro lado estamos nosotros, no digo nosotros, nosotros tú y yo, pero si este mismo bando… No estoy 100% seguro de esto, pero es lo que tiene sentido, que luchamos con otros tiempos o con el futuro o con el pasado… pero por la naturaleza de las trampas a las que nos enfrentamos, pienso que esta vez fue con el futuro, ya que al otro lado hay alguien como yo y  de lo que tengo certeza es que no habido nadie con mis dones antes. Sé que es mucha información que procesar. – Dice y me mira, sin rabia, pero con mucha preocupación.

- Y… ¿Crees que eres el culpable de la guerra?

 

- Me gustaría pensar que no, pero todo señala a que si, es que, si soy yo al otro lado, puede que incluso sea yo quien creó el portal, es que esta mañana pensé en eso, en volver en el tiempo para obligarte a volver a casa.

 

- ¿Dices que crearías el portal para salvarme? Y… ¿Si no me quisieras, crearías el portal de todas formas? – Digo con mi corazón latiendo muy rápido.

 

- No lo sé… tal vez en mi locura puede que lo haya hecho para cambiar los hechos que hicieron que no nos quisiéramos, igual de todas formas ya lo hacemos ¿No?

 

- ¿Podemos hacer algo? – Digo sin muchas esperanzas.

 

- Vivir y rogar a quien sea que mueva los hilos de energía del universo en que esté equivocado.

 

Trato de acercarme a él, pero se aparta, me duele el movimiento que hago al retroceder, pero me duele más su rechazo.

 

- Debes tener hambre. – Dice como si nada hubiese pasado. – Aún estás muy débil para salir al comedor, yo traigo tu comida, trata de descansar, no pienses demasiado en mis demonios que ya con esos me las arreglo yo.  – Dice ya casi en la puerta, como si estuviese huyendo de mí. – Por favor, no pierdas aún tu fe en mí. – Dice dejándome sola.

 

Pienso, pienso en todo lo que me acaba de decir, pero sobre todo pienso en él, en si lo creo capaz de hacer esa locura… Capaz es, pero las razones me abruman, ya que no considero haber sido tan importante para él en este tiempo, aunque tampoco cargo sobre mi cabeza con el conocimiento que tiene él.

 

Pasa un rato largo antes de que vuelva, tiempo suficiente para que me perdiera en mis pensamientos y me quedara profundamente dormida.

 

No lo oigo entrar y supongo que él me dejó dormir, no solo para que yo descansara, si no para no seguir con la conversación. Abro un ojo y está organizando no muy efectivamente su lado de la habitación, recogiendo a medias la ropa y tendiendo descuidadamente la cama, mentalmente, arreglo las esquinas desacomodadas y lanzo toda la ropa sucia a un rincón.

 

- ¿Cuánto tiempo dormí? – Digo cuando me incorporo en la cama.

 

- No tanto, aunque tu desayuno ya está frío. – Dice vagamente.

 

Como en silencio, no sé si debería decir algo y temo que lo que diga cause una explosión que en otras situaciones no me habría importado causar, pero, tampoco tengo fuerzas para explotar con él, por lo que me quedo callada.

 

Vuelve a salir de la habitación con el montón de ropa y empiezo a pensar en que decirle cuando vuelva a entrar, cuidando las palabras que diré.

 

Oigo la puerta y ambos decimos:

- Juan.

 

- Ana. – Y se genera de nuevo el silencio, por lo que decido hablar yo.

 

- Juan… No te puedo culpar por algo que no has hecho, por lo que a mi respecta, no eres tú al otro lado del portal, así que si me prometes que pase lo que pase no crearás el portal, ni siquiera en tu mente… Sabré que no eres tú.

 

Juan no dice nada, se queda ahí, al lado de la puerta… Bajo flotando sin hacer demasiado esfuerzo, me acerco a él y al principio vuelve a rechazar mi contacto, pero lo abrazo de todas formas y es un abrazo sincero, lleno de sentimientos que aún no soy demasiado capaz de expresar, tal vez porque las palabras no son suficientes y no quedo tranquila hasta que él me lo devuelve con la presión suficiente como para que me duela la herida.

 

Pasan varios minutos, en los que solo oía su respiración entrecortada, pero no estaba llorando, no le veía la cara, porque tenía la mía pegada a su cuello, quitando la noche anterior, nunca había estado tan cerca de él, de la forma en la que estábamos ahora.

 

Mi corazón se acelera y siento el de él igual.

 

-Ana… -Dice en voz alta… hablando para él mismo. – Te lo prometo, no sé como lo haré, pero si, te lo prometo.

 

- Entonces no le des más vueltas al asunto. – Digo mirándolo a la cara, él al principio mira mi pecho, pero cuando lo hace me asusto, porque caigo en cuenta de muchas cosas en un instante.

 

- Me sorprende que cuestiones todo, pero tengas tantas certezas conmigo. – Dice tomando mi cara en sus manos.

 

- Soy poco imparcial cuando se refiere a ti. – Alcanzo a decir antes de sentir sus labios en los míos.

 

Fue distinto a anoche, porque estaba preparada a lo que iba a pasar, pero este beso venía cargado de una serie de otras emociones.

 

Juan me abraza y yo meto mis manos bajo su camisa, siento su piel, aquella que ya había visto pero únicamente de lejos, él evita hacer lo mismo, porque sería volver a la realidad, ver mis heridas, así que sigue besándome tranquilamente.

bottom of page