Después de después de seguir
POV JUAN:
Pasan los días y me preocupa la velocidad con la que Ana está mejorando, debería estar feliz, pero eso solo quiere decir que pronto empezaremos a entrenar de nuevo y tendré que ser lo suficientemente fuerte para volverla a salvar, o para aceptar en que morirá.
Acompaño a Ana a sus terapias, muchas son respiratorias, y todos los médicos se sorprenden con como ha mejorado, aunque tengo la certeza que los ha estado engañando con sus poderes.
El ver todos los espacios tan solos me pone muy nervioso, ya que es un recordatorio físico de nuestro futuro, y sé que Ana detecta mi nerviosismo, porque toma más fuerte mi mano, o trata de distraerme haciéndome preguntas sobre cualquier cosa, cuidando que no fuese nada relacionado con la guerra, lo cual me desespera un poco, ya que no son cosas que ella quiera realmente saber, porque su sed de conocimiento siempre ha ido relacionada con la guerra. Y aunque agradezco que trate de distraerme quiero decirle que no esta funcionando, pero siento en el fondo que es algo que ella también necesita.
El único momento en que no pienso en el futuro es cuando la tengo cerca, cuando dormimos juntos, cerca uno del otro, cuando la beso, y me permito esos segundos para poner la mente en blanco, bueno, no en blanco completamente, pero solo pienso en el presente, en ella.
Aunque sé que es un arma de doble filo, porque estos momentos que estamos pasando pueden ser los que hagan que tome las decisiones equivocadas, pero no pienso en ellas, por lo menos cuando nos besamos.
Generalmente duermo bien, pero a veces, me distraigo y me encuentro pensando en el portal, trato de dispersar esos pensamientos, pero a veces, el pensamiento se inserta en mi cerebro y le pido ayuda indirecta a Ana, sin decirle lo que me pasa, pero ella sabe, toma mi mano y me abraza, me besa y acaricia mi espalda y dispersa mis demonios, al menos por un rato.
Sé que mañana le quitarán los puntos, el vendaje y empezará una fisioterapia más intensa, una fisioterapia que es un entrenamiento camuflado, pero lo peor es que no pienso en eso, me siento culpable por desear que se encuentre mejor por motivos egoístas, pero quiero no temer por hacerle daño cuando hagamos lo que si no hubiese sentido su vendaje hubiésemos hecho la noche que salió de la enfermería.
Ana también tienta mi capacidad de autocontrol a propósito, de poco ha retomado esa manía de contrariarme, en retarme, en ser ella misma de nuevo, sin temer en mis reacciones, lo cual es bastante satisfactorio, pero también esa es la misma actitud por la que sigue aquí a mi lado y no en casa.
He logrado hacer desaparecer casi por completo la rabia que sentía hacia ella, ¿Cómo se le ocurre, tomar esa decisión sin pensarlo?
“Ella morirá”, es en lo único que puedo pensar, cuando la veo a lo lejos con los médicos, de saber que era tan cabezota, pero es una frase que no puedo decir, claro que sabía que ella era cabezota, que tenía una capacidad infinita de hacerme perder la paciencia, de hacerme perder la razón.
Toma mi mano al salir de fisioterapia, y me dice unas palabras a las cuales no les presto demasiada atención, nos dirigimos a la enfermería para que corten los hilos plásticos de los puntos que le habían puesto.
“Casi como nueva” dice el personal médico. “Su capacidad pulmonar no quedó demasiado reducida, por lo que podrá llevar una vida normal”, las palabras que no debió haber escuchado la General, pero claramente, como el universo se empeñaba a separarla de mi lado, escuchó, por lo que me entrega un horario de entrenamiento intensivo.
“Yo te dije que esto iba a pasar, eres demasiado poderosa para dejarte únicamente de personal de apoyo”, digo con la rabia que aún tenía adentro, pero sin ser demasiado brusco con ella. “Nadie te está pidiendo que te quedes a mi lado, si crees que no voy a sobrevivir, aléjate de mí, sin embargo, yo creo que nosotros podemos ser los que detengamos esta guerra, pero si no piensas igual que yo, pues, tienes aún tiempo para tratar de olvidarme”. Dice y cambia de sentido su caminar, deja de dirigirse hacia nuestro campamento y va hacia el hangar de entrenamiento.
Quedo un poco desubicado, no entiendo porque insiste en que, si no quiero verla morir, que lo mejor es que cierre los ojos, si el dolor será el mismo, incluso será peor porque no estaría allí para evitarlo.
Troto hasta alcanzarla, tomo su mano, pero ella me suelta y me mira enfadada. Quiero que entienda mi miedo, pero tampoco quiero que este asustada, solo que me tenga paciencia. “Por favor Ana, no quiero verte morir”, “Pues no me veas morir, entrena conmigo, seamos mejor que lo que sea que esté al otro lado, partamos en dos ese maldito portal y volvamos a casa, juntos”, dice con toda la convicción del mundo y sigue dirigiéndose a entrenar.
Sus poderes no se habían visto afectados por su herida, y los había estado utilizando bastante estos días, por lo que me propone que peleemos cuerpo a cuerpo, para volver a tomar estado físico, y lo acepto, la mayoría de veces antes de esto era yo quien la vencía, así que me parecía una buena forma de empezar, además siendo sincero era la única forma en la que podía vencerla.
Nos ponemos frente a frente, al poder prever sus movimientos, suelo adelantarme a sus golpes, sin embargo, estoy más preocupado por no pegarle cerca al pecho, y no alcanzo a reaccionar lo suficientemente rápido y recibo una patada en las costillas, no caigo al suelo pero es un golpe más fuerte de lo que suelen ser en los entrenamientos, lanzo un golpe, que da justo en el hombro, pierde un poco el equilibrio, pero lanza otra patada que me golpea en el muslo y caigo al suelo, dispuesta a rematar, pone todo su peso en la pierna que tengo más cerca a la mano, por lo que agarro su pie y lo atraigo hacia mí, causando que caiga de espaldas.
Suelta un pequeño gemido de dolor, y me levanto rápidamente a ayudarla. “Lo siento mucho”, digo y la veo agarrar su pecho, “No quería hacerte daño”, le ofrezco mi mano para ayudarla a pararse, pero ella me hace zancadilla, que sabía que podía ocurrir, sin embargo, le dejo llevarse esa pequeña victoria.
Estando los dos en el suelo, ella sonríe toma mi mano y sin decir nada, se que está pensando en que todo irá bien, que lograremos salir de esta. Quiero pensar que puede ser así, pero realmente esta vez si tenemos todas las probabilidades en contra.
Pongo mi frente en la suya, y sentir su cercanía hace que todo lo que está a nuestro alrededor desaparezca, como si el tiempo se detuviera.
Me ayuda a ponerme de pie y me da un corto beso antes de salir corriendo a buscar dos palos que simularían espadas, no es que vayamos a tenerlas en el campo de batalla, pero, nos ayuda a sincronizar nuestras mentes, que ella empiece a pensar lo que voy a hacer antes de hacerlo.
Entrenamos muchas horas, tanto que, al salir otra vez al aire libre, ya era de noche, toma mi mano de camino a nuestro campamento, con una sonrisa en la cara.
Me gusta verla feliz, pero me desespera la razón por la que lo es, ya que no entiendo del todo su fijación en seguir luchando, en luchar desde un principio, ella nota mi cambio de estado de ánimo y rueda los ojos y entra a nuestra pequeña habitación, molesta y entra al baño y cierra de golpe la puerta.
Tarda lo que se demora en tomar el baño en darse cuenta que ha dejado la toalla y el pijama afuera, aunque con sus poderes eso nunca es problema, por lo que si me pide el favor de pasárselo es que tiene otras razones porqué hacerlo.
Se lo paso, con los ojos cerrados y metiendo únicamente el brazo que cargaba con todo al baño, pero siento que me jala el brazo para hacer que entre.
Sigo con los ojos cerrados, aunque ya la había visto desnuda, pero supongo que era lo correcto.
“Juan, no te entiendo, ¿por qué tienes que estar pensando en lo malo todo el tiempo? Creí que la estábamos pasando bien, incluso creo haberte visto sonreír antes, así que, ya es inevitable volver, pero ¿Por qué no disfrutar del tiempo que nos queda? O vas a ser un amargado, como el chico que conocí el primer día, ¿Tan poco he influido en tu forma de ser para que no hayas cambiado nada? Necesito que mandes al carajo cualquier pensamiento negativo que tengas estos días y tratemos de salir vivos de esta”. Dice y la siento cerca, luchando conmigo mismo entre si lo que debería hacer es abrir los ojos o mantenerlos cerrados y quedarme quieto como una estatua.
Opto por la segunda opción, ella toma un tanto desilusionada la ropa que le ofrezco y respira profundamente, me besa, aún goteando agua por su cuerpo, toma mi mano y la guía hasta su cicatriz, que no es tan grande como recordaba, guía mi dedo del inicio hasta el fin de esta, sin abrir los ojos, sigo acariciando su piel en recuperación, pero sin aventurarme a tocar nada más, y no es porque no me muera por explorarla completa, si no porque no creo ser capaz de hacer nada distinto una vez lo haya hecho.
Tengo dos opciones, salir corriendo de la situación y tratar de disminuir de alguna forma la velocidad de mis latidos cardiacos y hacer como que la situación nunca ocurrió o dejar que pase y demostrarle cuanto deseaba que pasase.
Trato y digo trato porque en verdad traté de salir corriendo, pero Ana me atrae hacia ella con su mente.
“¿Eso es lo que quieres? Huir de esta situación, te recuerdo que fuiste tú el que me dijo que me quería primero, que lo hacías antes de quererme, y me tienes empapada de agua, desnuda frente a ti y estás como si tuviese una enfermedad contagiosa de la cual necesitas salir del país para no estar cerca de mí, así que no te entiendo nada, ya me has dejado muy claro que detestas que esté aquí, que me haya quedado y ¿Sabes qué yo también? No por tener que luchar, desde el principio sabía que era una misión suicida, casi nadie vuelve ¿Sabes? Claro que lo sabes, pero eso también lo sabe todo el mundo, así que me arrepiento de esa decisión porque no eres el mismo, me miras como si fuese una bomba con temporizador, tratas de evitar cualquier cosa que te haga feliz si es conmigo, o tal vez siempre fuiste así pero ahora al saber lo que sientes, me da rabia, porque, podríamos estar queriéndonos, no de esta forma tan tóxica en la que lo hacemos ahora, yo temiendo que lo que diga te recuerde nuestra primera batalla y tu tratándome como si fuese de cristal, estoy cansada de pensar con anticipación absurda las palabras que voy a decirte, así que haz lo que quieras”. Dice todo de un tirón, casi sin respirar y aunque todo ya lo sabía, fue como un puñetazo en el estómago.
Sigo sin moverme un centímetro, pensando en todas las verdades que me acaba de decir, trata de hacer espacio para salir del área tan pequeña en la que estamos, pero yo estoy bloqueando la puerta, me mueve con sus poderes y sale, pero alcanzo a agarrarla por la mano. La veo, con su odio en los ojos, pero no es un odio real, es un corazón a punto de romperse saliéndosele por la mirada, la veo, con el pelo mojado y despelucado, veo su piel blanca, veo la cicatriz de su espalda, la veo a ella y siento como el hombrecito que organiza las ideas en mi mente manda todo a volar, mi mente empieza a mostrarme todos los futuros posibles y me duele la cabeza.
La suelto lentamente, ella duda si bajar su brazo, me mira fijamente, dándome una última oportunidad de cambiar de opinión, y tomo esa decisión, doy un paso hacia ella, entrelazo mis dedos con los de la mano que me tiende, la acerco aún más hacia mí.
Trata de decir algo, algo sobre mi comportamiento errático y mis altibajos, pero no la dejo decir ni una palabra más, la beso, la beso como he querido besarla desde el inicio, desde que la oí decir en voz alta que me quería, la beso con urgencia, entonces, ella decide corresponderme el beso.
Es algo muy diferente a como pensaba que sería, que no iba a haber rabia dentro de nosotros, sin embargo, eso hace que sea aún más explosivo.
Todo ocurre muy rápido y a la vez muy despacio, no estoy seguro de estar presente y a la vez siento todo mucho más de lo normal, su piel suave, incluso su cicatriz que tenía un color rosado, la toco lentamente.
Oigo el estruendo que causa el colchón al caer al suelo, pero, aunque estoy seguro que sonó lo bastante duro, es un sonido que pasa a segundo plano ya que solo oigo mi corazón y nuestras respiraciones.
Ella se sienta y me arrastra con ella, no quiere dejar que ningún otro pensamiento cruce por mi cabeza, y en este momento no podría pensar en nada más.
Disfruto de su cercanía y ella hábilmente se deshace de toda mi ropa, parte con ayuda de su mente, mientras que la otra con sus manos, me mira sorprendida, pero esa sorpresa le dura muy poco y sigue besándome, el cuello, el pecho y lo hace con fluidez y todo el encuentro pasa con esa fluidez, ambos aprovechando la conexión que habíamos estado construyendo desde que nos conocimos.
Pasan los días y dividimos nuestro tiempo entre entrenamientos y pasando tiempo juntos, descubriéndonos y yo amándola como sabía que la iba a amar.
Cada vez, que siento que mi cerebro empieza a pensar formas de evitar lo que ya sabía que era inevitable, Ana me distraía de una forma en la que no era capaz de pensar en nada diferente…
Sé que pronto tendremos que volver a luchar y dentro de mi empieza a crecer una esperanza, una esperanza en la que siento que de ser yo el que está al otro lado, haría lo imposible para protegerla, y siento que, aunque no sepa a lo que nos vayamos a enfrentar en el campo de batalla, ninguna trampa irá enfocada a matarla.
Los días se pasan rápido, tal vez demasiado rápido o estoy tan distraído, que cuando caigo en cuenta, el día de la batalla es mañana, sé que tal vez fue mala idea no contarle a Ana sobre la proximidad de la batalla la vez anterior, por lo que cuando me ve con cara de preocupación cuando entro en mis trances en los que no soy consciente de nada de lo que sucede alrededor decido contarle todo, bueno, no todo, todo es una palabra demasiado grande.
“Mañana iremos a luchar”, logro pronunciar, ella abre los ojos, pero rápidamente, logra tranquilizarse y tomar el control de la situación. “Estamos preparados… ¿No? Saldremos de esta”. Dice con mucha tranquilidad.
Trato de no pensar en lo que sé, ya que la vez pasada no fue de demasiada utilidad, y lo cierto es que, aunque nos hemos distraído, también hemos entrenado un montón, incluso más que la vez pasada.
Hay muchos menos soldados que la vez pasada, por lo que únicamente nos dividirán en dos grupos, primera fila y zona media, y por más habilidad que tenga yo en la lucha cuerpo a cuerpo, es lógico que nosotros iremos en la zona central, así que realmente lo que deberemos hacer es desviar cualquier proyectil a su origen, yo tratar de predecir su ubicación y ella, confiar ciegamente en mí y ella dirigir su poder en controlar cosas que aún no ve.
La verdad es que tenemos un plan muy bien pensado, por lo que esa esperanza cada vez crece más…
Todo ocurrió como la vez pasada, sonó fuertemente una alarma, nos cambiamos rápidamente del pijama al uniforme de batalla, corremos al hangar donde tienen las mochilas con el número de nuestro campamento escrito, y como somos de los primeros en llegar, me da un vuelco al corazón en ver la representación física de los pocos que quedamos. Nos montamos al camión y todos estamos muy alerta, unos tienen en mente pensamientos de venganza, otros, están cansados y solamente quieren acabar de una vez con todo.
Sentía que todo iba bien, todo lo que sabía era lo que era y por el momento no había ninguna sorpresa, Ana estaba mucho más preparada que la vez pasada, ya que de haber tenido la fuerza que tiene ahora, nunca habríamos tenido que huir de la primera trinchera, ella habría podido descaminar la bomba.
Todo sale como lo planeado y de repente lo sé, sé que no voy a poder hacer nada para evitarlo, y eso que va a pasar también lo sabía de antemano, pero había tratado de evitar en pensar en ello, pero lo sabía, nada de lo que podemos hacer cambiaría ese destino.
Ella esta completamente concentrada en lo que está haciendo, pero solo está pensando en lo que nos llega del bando contrario, pero al otro lado debe haber un telepático, porque el uno de los chicos con los que compartimos trinchera, coge una granada en sus manos, y la activa, pero no hace nada para alejarla de él, trato de avisarle a Ana, pero ya es muy tarde, ella alcanza a caer en cuenta de lo que va a pasar y voltea a verme, pero esta demasiado cerca del chico así que por más de que se trate de alejar con sus poderes, no va a poder evitar el impacto.
Pasó demasiado rápido, recibo el impacto, pero no lo suficientemente directo como para que me cause daño mortal, me cae encima un pedazo de talud y no alcanzo a correr hacia ella, la veo tirada en el piso, veo mucha sangre, trato de liberarme y corro hacia ella, pero ella ya no está allí, fue instantáneo.
Pienso, pienso en como evitarlo. “Te lo prometo”. Esas palabras resuenan en mi cabeza como si las estuviese diciendo en voz alta, no puedo ser yo el que esté al otro lado, no puedo pensar en volver al pasado.
De repente otra onda expansiva me vuelve a golpear… Todo ha acabado, el portal se ha cerrado.
Ya de vuelta en el camión, tengo demasiadas cosas en la mente, el vacío de no haber logrado mi cometido, pensar que, de haberla obligado, ella me habría odiado, pero habría vuelto sana y salva a casa.
Le pido a la General dar la noticia a su familia, y como era de esperar, la más fuerte de todos al recibir la noticia fue la madre, me invita a pasar y trata de hablar conmigo, sobre lo que ya sé, que ella también perdió a su compañero, que nunca en la vida volvió a conectar tanto con alguien como ella conectó con él, pero que el dolor va disminuyendo pero que nunca va a desaparecer, pero verla, aunque no se parece demasiado físicamente a Ana, me la recuerda demasiado, así que educadamente huyo de la situación y ella lo entiende.
No voy a casa, camino erráticamente hasta el proyecto que había estado construyendo desde que descubrí mis poderes, era pequeña, pero habría sido perfecta para los dos, las probabilidades de que volviéramos los dos eran muy pocas, pero me hacía ilusión tener un lugar, para que los dos, pudiésemos olvidar de a poco los horrores que habíamos vivido.
Trato de mantener el control, extiendo un plano en blanco listo para que plasme los diseños del portal en una mesa, escribo en una esquina su nombre y “NO ERES TÚ AL OTRO LADO”, y lo cuelgo en una pared, no la salvé, pero al menos puedo asegurarle que no voy a ser yo quien la mate.
FIN